Todo lo que haga la candidata de Morena a la gubernatura de Nuevo León es inútil, no va a ganar; ha cometido una serie de errores infantiles que demuestran su falta de oficio político y que ponen en duda su integridad. Más allá de su relación con Keith Raniere (el convicto líder de la secta NXIVM), Clara Luz Flores ha dejado en claro que la mentira es su estrategia, ¿y quién en su sano juicio va a votar por un(a) mentiroso(a)?
Espero que se lo tome con calma y no me denuncie por violencia de género. Esto no se trata de ser mujer o ser hombre, sino de hablar con la verdad. Todos los candidatos tienen cola que pisar, antecedentes cuestionables y momentos oscuros, pero en cuestión de comunicación, nada es más efectivo que la verdad.
A Clara Luz le bastaba con decir: “Conocí a Raniere. Llegué a cierto nivel… creí que era un líder espiritual. Fui engañada, pero nunca participé en ningún acto de trata o explotación sexual”, y punto; eso antes de que saliera a la luz un video que ella sabía que existía. Ella atacó primero, ¡al PRI!, al partido que mejor conoce. Fue un acto de suicidio político.
Por si no fuera suficiente, la ex alcaldesa de Escobedo canceló eventos públicos en plena campaña y evadió a la prensa. Error tras error. Con esto, Clara Luz nos envía un mensaje: tiene más que esconder. Como sus palabras no coinciden con sus actos, su discurso va perdiendo fuerza cada día… y no es que tuviera mucha fuerza.
Voy al punto. En este momento los morenistas se están dando topes contra la pared. ¿Quién eligió a Clara Luz como candidata? Le bastó su amistad con Mario Delgado, viejo amigo de NXIVM. Clara Luz vio la oportunidad y la tomó, sabía que en el PRI, antes que ella estaban 3 o 4 mejor posicionados.
Es claro que Flores Carrales no coincide con los valores de Andrés Manuel López Obrador, ni mucho menos con los estatutos del partido; por eso siempre se encarga de aclarar: “Soy candidata de la coalición, no de Morena”.
La campaña de Clara Luz nació tirada, porque compite con un partido con el que no comulga, y sus aliados están en la misma situación: Víctor Fuentes, Felipe de Jesús Cantú, Mariela Saldívar… ninguno de ellos cree en la Cuarta Transformación. Se juntaron el hambre y las ganas de comer, y por eso, Morena puede dar por perdida la gubernatura en Nuevo León.
Los únicos con oportunidades reales de ganar son Adrián de la Garza y Samuel García. Clara Luz contenderá por la tercera o cuarta posición con Larrazabal. ¿Qué pesará más, la renovada estructura priista y su colmillo electoral o los más de un millón de seguidores de Mariana Rodríguez?
Elliott Ruiz
