En medio de dos tormentas, la del covid-19 y la de los demandantes de justicia que exigen al Congreso del Estado aplique un castigo ejemplar al gobernador y al secretario general de gobierno, El Bronco se envalentonó y arremetió, primero contra los legisladores, después contra Andrés Manuel.
A sabiendas de que el jueves pasado sesionaría la Comisión Anticorrupción para elaborar un nuevo proyecto de dictamen con la máxima sanción, el doctor Manuel de la O, con el argumento de que ahí había surgido un brote de coronavirus, clausuró el edificio del Congreso del Estado.
Ahora bien, debido a que el titular de la Secretaría de Salud depende del gobernador; a que el brote de coronavirus se produjo dos semanas antes de la fecha de la clausura; a que se hizo sin informar al presidente del Congreso; y a que para que se levantara fue necesario que se recurriera a un juicio de amparo, la sospecha de que esta errática decisión de El Bronco obedeció a razones políticas, no de salud pública, quedó confirmada.
Dos días después de la clausura del Congreso, fuerte y claro El Bronco unió su voz a los gobernadores integrantes del bloque opositor para exigir a AMLO, entre otras cosas: una reunión urgente para enfrentar juntos la pandemia; acordar un ingreso básico universal para los mexicanos; la contratación de deuda para reactivar la economía; revisar el sistema tributario y el pacto fiscal; cancelar el tren maya, el aeropuerto de Santa Lucía y la refinería Dos Bocas.
La respuesta de Andrés Manuel no se hizo esperar, en síntesis: no otorgará aval a los gobernadores para contratar deuda; sostiene que el dinero lo quieren para las elecciones, no para enfrentar la pandemia. Con esta posición, la polarización crecerá mucho más, cosa que aprovecha muy bien El Bronco para, entre la bola, envalentonarse y lanzar sus misiles… Él sabe que la mejor forma de defensa es el ataque, sí, pero para el que no tiene cola que le pisen.