El mercado inmobiliario, a pesar de la crisis de 2009 en Estados Unidos, sigue siendo muy rentable y jugoso, sobre todo en zonas de alta plusvalía como lo son los centros turísticos. Valle de Bravo, Ixtapan de la Sal, Malinalco, Tenancingo y otros paradisiacos lugares están permanentemente en la mira de los desarrolladores de fraccionamientos residenciales turísticos.
La inversión es bienvenida, sí y solo sí, sea para beneficio social y no para el perjuicio de la población y el ecosistema.
Es increíble cómo en los municipios mencionados el crecimiento urbano que se ha registrado en los últimos veinte años por la cantidad de permisos de construcción que se han otorgado para fraccionamientos residenciales turísticos.
Valle de Bravo es el ejemplo más claro de la falta de compromiso de las autoridades con la naturaleza, así como la falta de respeto a la ley y a los decretos para reservar intactas las áreas naturales protegidas.
Ixtapan de la Sal no se queda atrás y no han parado en la expedición de licencias de construcción y cada vez más lugares que antes eran zonas forestales, hoy se han convertido en espacios residenciales.
Lo mismo pasa en Malinalco, las grandes constructoras e inmobiliarias han creado desarrollos residenciales turísticos en espacios supuestamente considerados como reservas naturales.
Pero la culpa no es de los desarrolladores inmobiliarios, sino de las autoridades municipales responsables de expedir las licencias de uso de suelo a través de las direcciones de Desarrollo Urbano.
Anteriormente, en épocas del partido dominante, dichos directores los recomendaba el gobernador en turno, pero luego hubo alternancia en los ayuntamientos, pero las prácticas no cambiaron, tras darse cuenta del rentable negocio.
Hay denuncias públicas, y ante autoridades competentes, de construcción que han sido clausuradas porque incumplen, pues la prohibición es clara: no se puede ni colocar un tabique en áreas protegidas.
Los sellos de clausura están a la vista, pero también a la vista está la continuidad de los trabajos de las residencias que se hacen y la autoridad responsable no acude a que se cumpla con la sanción impuesta y a impedir que continúe la construcción.
En Valle de Bravo hay por lo menos 30 construcciones clausuradas por estar en zonas de reserva natural protegida, y los y trabajos no han parado.
La pregunta es ¿por qué no se les hace efectiva la sanción y se les tolera que sigan trabajando? La respuesta es muy simple: Complicidad o corrupción. O que expliquen por qué no atienden las denuncias ciudadanas.
¿Usted qué opina?