Que la reunión entre el embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, y el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, aún no tiene fecha confirmada, pero el morenista está seguro de que sí se llevará a cabo después de la cancelación de un primer encuentro y por eso hizo un ajuste: cuando pacten ya no se adelantará a anunciar nada para que no se le vuelva a arruinar. Por lo pronto, ayer recibió e intercambió presentes con el nuevo representante de China, Chen Daojiang.
Que con un expresivo “estuvo medio tremendo”, la presidenta Claudia Sheinbaum despachó el tema de la trama destapada en Israel sobre la presunción de un soborno por 25 millones de dólares a Enrique Peña Nieto durante su presidencia, que él ya se apuró a negar desde los paraísos vacacionales que frecuenta, mientras que sobre el nocaut que mandó a la lona a Julio César Chávez hijo en Estados Unidos, la mandataria se limitó a decir que su gobierno no tiene contubernios con nadie y que la FGR está obligada a comprobarle los cargos con los que lo espera después de que sea entregado.
Que ya veremos cuánto se tardan en Morena, que encabeza Luisa María Alcalde, en darse cuenta de otra pifia de la reforma judicial pergeñada por el lopezobradorismo, ya que con la extinción de la Sala Especializada se eliminó la primera instancia en delitos electorales y ahora partidos, funcionarios o la propia ciudadanía no podrán impugnar para defenderse, una vez que a partir de septiembre las sentencias serán exprés, únicas y definitivas. ¿O quién va a gestionar ese malabar en el Tribunal Electoral, que preside Mónica Soto?
Que por cierto, en el Instituto Nacional Electoral, a cargo de Guadalupe Taddei, siguen los estudios de las áreas técnicas sobre el impacto que tendrá la nueva CURP, que desplaza a la credencial para votar como identificación oficial, pues habrá que medir si esto repercutirá también en el interés por los comicios al tratarse de un doble trámite que ya de por sí la ciudadanía deja para última hora.