Que a casi ocho meses de estrenado su segundo período como alcalde de Torreón, Román Alberto Cepeda, anda preparando sacudida en el tablero. En cosa de días podrían caer dos piezas de primer nivel: el secretario del Ayuntamiento, José Ganem Guerrero, y el director de Finanzas, Óscar Luján Fernández. Para suplir al primero, se menciona nada menos que al ex alcalde Eduardo Olmos, quien dejaría la Secretaría de Desarrollo Regional.
En el caso de Finanzas, el tesorero del Congreso del Estado, Javier Lechuga, estaría listo para tomar la estafeta de Luján. Ambos, Olmos y Lechuga, no solo se conocen… se recontra conocen: han coincidido en el Congreso, en el Ayuntamiento y hasta en las sobremesas políticas que tanto gustan en la comarca. Y, claro, también los conoce bien Cepeda.
Que el bueno de Pepe Ganem pasó la prueba como moderador de Cabildo, pero no salió ileso del episodio del desalojo violento en Nuevo Mieleras, donde un joven perdió la vida y de paso se le pegó la factura política. Con seguridad, el alcalde le buscará otra silla que calmar. Del casi ex tesorero, en cambio, habrá que esperar a ver qué sorpresa les guarda Cepeda.
Que desde el lunes los rumores de cambios y enroques andan circulando con más fuerza que el viento lagunero en marzo. Nada en firme aún, pero la tensión ya se siente en la alcaldía, sobre todo porque del segundo al séptimo piso hay directores que han dejado mucho que desear en oficio político, pero mucho. La claridad en este tema podría llegar antes de noviembre, cuando quienes busquen candidatura deban desocupar su oficina, especialmente si ocupan silla en el Cabildo.
Que al que traen paseando por todos lados para medir su “popularidad alcaldicia” es a Hugo Dávila. Los malpensados dicen que lo quieren quemar antes de tiempo para que se le bajen las ilusiones; otros aseguran que la cosa va en serio. Muy en serio.
El problema es que el buen Hugo no es precisamente un ejemplo zen: tiene el control de la ira más frágil que la paz en Cabildo. Y antes de pensar en la alcaldía, primero hay que ganar diputaciones. Ya después, Dios dirá y Hugo tendrá tiempo de practicar yoga.