En política nada es casualidad. El qué, el cómo, el cuándo y el dónde se cuidan todavía más en tiempos electorales. Por algo el Gobierno Federal decidió revelar las cifras del censo de víctimas de desaparición el pasado 14 de diciembre, a diez días de la Nochebuena, cuando las luces navideñas impiden ver la oscuridad en la que está sumergida la seguridad de México, y se pierden las fichas de búsqueda que tapizan las calles de Jalisco, estado con más personas ilocalizables en el país.
El censo resulta un ejercicio indispensable ante las más de 113 mil personas que se siguen buscando en el país, de las cuales 48 mil 257 se denunciaron durante este sexenio a nivel nacional y 6 mil 603 en el estado, de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas.
Sin embargo, la Comisión Nacional de Búsqueda señala que estiman 92 mil personas desaparecidas, de las que solamente confirman 12 mil 377 registros, una cifra cuestionada por colectivos y activistas que han tenido que tomar las palas y picos para buscar a sus seres queridos, y han sido testigos de la inhumación clandestina de cientos de víctimas que todavía no han sido identificadas.
El anuncio de Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos en Jalisco (Fundej), sobre realizar un censo propio, llega en un “mal momento” político para quienes ostentan el poder y se aferran en borrar a víctimas reportadas durante esta administración.
De cara al próximo proceso electoral, en el que se juegan la Presidencia, gubernaturas, diputaciones, senadurías y alcaldías, la crisis de desaparecidos se ha convertido en un tema utilizado por la oposición para ganar adeptos -incluso hay cierta candidata que se comprometió a ir a una jornada de búsqueda (falta que se tome la foto posando con las herramientas y limpiándose el sudor)-, pero en realidad revela su oportunismo y falta de empatía hacia las víctimas. Las personas desaparecidas merecen ser visibilizadas siempre, y a sus familias, que las buscan todos los días, se les debe transparencia, atención y respeto, no ser usadas como parte de una estrategia en tiempos electorales.