Y pasó. Lo que Luz Raquel temió y advirtió, pasó. Ya no está. Murió tres días después de haber sido quemada viva en un parque. Se cumplió la amenaza que todos los días veía pintada en la pared del edificio de departamentos en el que habitaba con su hijo autista de 11 años y su mamá. Así, con el cinismo del que se sabe intocable, la bañaron en alcohol y le prendieron fuego.
Luz Raquel no se quedó callada. Denunció cada agresión, le puso nombre y apellido a su violentador, y aunque antes de ese ataque fatal ya había sido víctima de una agresión con cloro industrial, él seguía libre, y ella indefensa, vulnerable, expuesta, caminando con miedo y la frustración de no sentirse escuchada.
Ya no puede alzar la voz ni reclamar justicia a las autoridades que le fallaron, que le negaron protección y permitieron que le arrebataran la vida. Porque el feminicidio de Luz Raquel no solamente tiene un culpable; también recae en los hombros de los funcionarios que decidieron ignorarla y dejar en el cajón sus denuncias y de los gobernantes que se niegan a reconocer la ineficiencia de las medidas de protección para las víctimas de violencia de género.
Luz Raquel hizo todo como tenía que hacerlo. Denunció en la policía, en la Fiscalía, en el Centro de Justicia para las Mujeres, hasta en redes sociales dejó evidencia de las agresiones de las que era víctima.
Su feminicidio demuestra que los protocolos no sirven, que el Estado y el sistema de impartición de justicia es patriarcal y negligente.
Ahora que ya no está, le creen y detienen al sujeto que la hizo temer por su vida tanto tiempo. Sacan sus quejas del cajón y las desempolvan. Lamentan en los micrófonos el crimen y prometen apoyos. ¿Y antes? ¿Dónde estaban?’ ¿Qué hicieron? ¿De qué sirvió la orden de restricción?
El crimen de Luz Raquel tiene muchos culpables. Desde el que dejó en el olvido sus denuncias hasta el que prendió el cerillo. Y cada uno de ellos debe pagar lo que le toca. Ya basta de discursos vacíos y estrategias de papel, nos urgen medidas reales y una atención con perspectiva de género. ¿Qué tiene que pasar para que cambien las cosas? Luz Raquel no debió morir, las autoridades tenían que protegerla.
Twitter: @draquelnzx
