Ana tiene 15 años y está embarazada. Llegó como invitada y terminó como protagonista en la marcha contra la despenalización del aborto en la Ciudad de México el domingo. En un escenario, frente a miles de personas, se le realizó un ultrasonido entre gritos de “¡Sí a la vida!” De alguna manera, los simpatizantes del movimiento azul consideraron ese espectáculo como un argumento en contra de la interrupción del embarazo.
Pero, ¿acaso a nadie le alarmó que una menor estuviera embarazada? ¿Nadie cuestionó las circunstancias que llevaron a la adolescente a convertirse en madre antes de que siquiera pudiera votar? Los aplausos y vítores dicen que no.
No hubo quien pensara bajo qué condiciones dará a luz y criará a un niño, porque una vez que nazca, ninguna de esas personas se va a acordar de él, como tampoco de los más de 30 mil niños, niñas y adolescentes que esperan ser adoptados, según el INEGI.
Miles la ovacionaron por decidir ser mamá; al igual que más de mil adolescentes diariamente, de acuerdo con el Consejo Nacional de Población (Conapo), quienes, por su edad, tienen un riesgo de defunción materna cuatro veces más alto y la tasa mortalidad de sus bebés es 50 por ciento superior.
Tan solo el año pasado, 373 mil 661 menores de 18 años se convirtieron en mamás, de los cuales 8 mil 876 tenían entre 12 y 14 años, la mayoría de éstos se relacionan con abuso sexual y violencia, pero como eso no se ve en el ultrasonido, entonces “no importa”.
Tampoco quieren saber que 10.09 por ciento de quienes tuvieron un embarazo adolescente sufrieron violencia sexual; y 1.2 millones fueron obligadas a tener relaciones sexuales o las tuvieron bajo amenaza durante la infancia, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones de los Hogares.
Pero nada de eso es relevante, lo importante, según las miles de personas que marcharon el domingo en 77 ciudades del país, es que nadie aborte; no que haya niñas abusadas obligadas a parir y poner su vida en peligro.
No se engañen. No es a favor de la vida. Es contra las mujeres, su voluntad y su independencia; y a favor de revictimizar a las que han sufrido violencia sexual y de condenar a quienes deciden sobre su propio cuerpo. El azul no es como se pinta
Dora Raquel Núñez
Twitter: @darianzx