El domingo 20 de agosto se disputó la final de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023.
Con una evolución constante que culminó en un nivel sobresaliente, el equipo español se alzó como campeón del mundo.
Mientras las jugadoras recibían sus medallas por ganar el campeonato, Luis Rubiales, presidente de la federación española, las abrazaba con efusión. Sin embargo, sus muestras de afecto eran claramente desproporcionadas.
La situación empeoró cuando le tocó el turno a Jennifer Hermoso.
En lugar de un abrazo, Luis Rubiales la sostuvo y le dio un beso en la boca.
Aunque el gesto fue breve, es una manifestación evidente de un patrón de abuso de poder que afecta a superiores hacia sus subordinados.
Siempre precede una dinámica de abuso de poder antes de llegar al punto en que alguien, sabiendo que está siendo observado en una transmisión mundial y acompañado por la reina de España y el presidente de la FIFA, cruza los límites y besa a otra persona sin su consentimiento.
Rubiales, quien ya había sido denunciado por acoso, desvío de fondos y por llevar adelante una competición de fútbol sin consideración por los derechos humanos, justificó su comportamiento aduciendo que fue un acto producto de la efusividad.
¿Por qué cuando nos encontramos emocionados, felices, frustrados o asustados, expresamos nuestras emociones físicamente en el cuerpo de los demás?
Es esencial aprender a comunicar nuestros sentimientos sin recurrir a la violencia.
Afortunadamente, hoy en día contamos con una mayor sensibilidad que nos lleva a cuestionar lo que anteriormente llamábamos "robar un beso" de manera desenfadada. En realidad, esto equivale a realizar un acto no consensuado sobre el cuerpo de otra persona.
El rechazo generalizado hacia lo sucedido en la ceremonia de premiación de la Copa Mundial Femenina y las posibles sanciones que podría enfrentar Rubiales, son un claro indicio de que el ámbito deportivo no se encuentra ajeno a los valores que la sociedad ha optado por proteger y que se han plasmado en legislaciones.
@perezyortiz
