Comunidad

Arte y exhumanidad

Contar muertos se me ha vuelto un hábito fantasma. Abro los informes como quien revisa un termómetro y termino anestesiado. Pero, mientras buscaba la cifra más reciente de Gaza, me interrumpió un poema.

Comprendí que, frente a la matanza, la poesía de Nasser Rabah documenta lo que los conteos ya no alcanzan, y afirmo que nuestra obligación es leer esos versos como se lee un parte de guerra.

La estadística sirve para orientar políticas, pero ya no para sostener la empatía. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, al 30 de junio de 2025, 58 mil palestinos han sido asesinados, el 70 % mujeres y niños. Escribí preciso e impúdico en mi columna anterior. El horror reduce su voltaje hasta volverse un dígito más en la hoja de cálculo.

El verso es lo que devuelve la carne. Rabah afirma desde su casa semidestruida en Al Maghazi: «Cuántos murieron, ya no importa… las manos quemadas no saben contar». Con una sola línea pulveriza la comodidad estadística. Su imagen de funerales «mecánicos, como si fuéramos al mercado» me nombra a mí, testigo remoto que todavía puede servirse un café entre dos informes de genocidio. En ese instante, la guerra deja de ser un dato y recupera su respiración.

Vivíamos en la ficción del Estado de derecho. Sabíamos, o creíamos saber, qué esperar de la ley y de sus castigos. Gaza derrumba el decorado; exhibe la versión 2025 de la normativa global, donde la legalidad es un permiso de exterminio. El poema hizo su parte al enfrentar a esa maquinaria. Mientras haya una voz bajo los escombros, la impunidad recibirá una apelación.

El arte siempre me cura. Ese poema me salvó del pesimismo absoluto. Donde el dato me anestesiaba, el verso me devolvió la punzada necesaria para seguir compadeciéndome. Imagino el próximo informe de víctimas impreso entre estrofas. Quizá así recordemos que cada cifra fue, antes del bombardeo, un latido conversando con su comunidad.

No puedo desplazar el dedo sobre un gráfico sin oír la advertencia de Rabah: «La guerra es música de fondo para un holocausto repetido». La estadística sigue preguntando ¿cuántos?; yo vuelvo a otra cuestión, ¿cuánta poesía hará falta para que el número vuelva a doler como vida?


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david pérez
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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