Mientras Javier Milei llora “desconsolado” en el Muro de los Lamentos en Israel, el pueblo argentino padece y llora la miseria en su propio país. Son varios frentes políticos abiertos los que le esperan al mandatario a su retorno: el regreso de la Ley Ómnibus a la comisión; un peor pronóstico de la OCDE de la inflación para Argentina: el crecimiento del hambre; y una conflictividad social en aumento.
La Cámara de Diputados volvió a enviar a comisión el dictamen de mayoría de la Ley de Bases, con lo cual el proyecto estrella del Gobierno de Javier Milei tendrá que ser analizado de nuevo, desde cero. La decisión se adoptó dado que el oficialismo no tenía los votos para aprobar artículos claves como las privatizaciones de las empresas públicas, el sistema de endeudamiento y el agravamiento de penas para limitar las protestas sociales.
Rápidamente, Milei aseguró desde su cuenta oficial de X, que “la casta se puso en contra del cambio que los argentinos votamos en las urnas", como si los votos del pueblo argentino fueran un cheque en blanco para los abusos y las privatizaciones. Ni siquiera después de las masivas movilizaciones, el mandatario argentino comprende que Argentina no renuncia a la justicia social.
Por su parte, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) recalculó la inflación esperada para Argentina en 2024 y empeoró su estimación ubicándola en 250.6%. El organismo internacional había proyectado un 157,1% en noviembre pasado. La organización expresó que este fenómeno se debe a la “estela” de las primeras medidas adoptadas por el presidente Javier Milei como la devaluación del 50% del peso argentino, la liberación de precios y la modificación y derogación de cientos de normas y leyes. En cuanto a la economía, pronosticó una contracción de 2.3%.
Este lunes, luego de las declaraciones de la Ministra de Capital Humano, Sandra Petovello, quien aseguró públicamente que iba a atender uno por uno a la gente que tiene hambre, filas kilométricas se registraron afuera de la sede de gobierno. A esto se suman las protestas de ollas vacías frente a supermercados de todo el país, denunciando la interrupción total del suministro de alimentos por parte del gobierno nacional a comedores y merenderos populares que atienden a cientos de miles de personas en toda la Argentina. Solo por mencionar un ejemplo, según datos de la Unicef, el 66% de las y los niños argentinos son pobres por ingresos o están privados de derechos básicos como el acceso a la educación y/o a una vivienda adecuada.
Tras su primera derrota parlamentaria, Javier Milei corrió a amenazar a los gobernadores, con bravuconadas, como es su estilo, nada nuevo. A menudo se le olvida que prometió que la comida no iba a faltar, que la inflación iba a bajar, y que el ajuste lo pagaría la casta, los privilegiados, los políticos de siempre y no la gente.
Sin alimentos la gente va a salir a las calles. No existe ninguna política económica ni social para quienes no llegan a fin de mes, que son la gran mayoría, y la conflictividad social irá en aumento, especialmente frente a un gobierno que no escucha, no dialoga y no negocia.
Que retumbe muy fuerte en los oídos de la casta que hoy gobierna a la Argentina lo que el pueblo gritaba fuerte en las últimas movilizaciones: "la Patria no se vende".