De todas las banalidades e idioteces que han caracterizado a muchas campañas electorales por estos días, la de Eduardo 'El Cachas' Caccia y Gustavo de Hoyos, podría llevarse el premio mayor. Y a diferencia de otras que se quedarán sólo en lo anecdótico, esta caricatura de la clase trabajadora mexicana desnuda de cuerpo entero a la derecha y las élites del país que nos hablan siempre desde un lugar muy superior, aun cuando utilicen el lenguaje que consideran más “soez”.
Y para ponerse más arriba en la escala jerárquica tienen que dejar claro quiénes están bien abajo; esos que no podrían entender el lenguaje indescifrable de los patrones, esos que movidos por la ignorancia y las promesas de dádivas y dinero fácil votaron por “el preciso” en 2018.
Al parecer su desconexión con el sentir del pueblo mexicano pasaba únicamente por su exceso de lenguaje ilustrado y afable, que se resolvió concentrando toda la jerga popular en unos cuantos párrafos para explicarle al “barrio” por qué siguen siendo empleados. Claro, ni porque voten por toda la whitexicanada podrán ascender a patrones pero al menos solo seguirán siendo vulgares empleados y ya no unos vulgares empleados chairos.
Quieren salvar a los trabajadores de la ignominia en la que cayeron por incultos cuando apoyaron a López Obrador y, aunque lo iletrados no se les quite, atendiendo las recomendaciones del patrón volverán a poner en manos de los que sí saben las decisiones y el rumbo del país. Se atrevieron a romper con las buenas costumbres y hay que retomar la senda de la gente bien.
Hoy, esos trabajadores que conforman el grupo de los que “quieren todo gratis y no se esfuerzan”, —liderados por ese populista que reparte el dinero que no se ha ganado—, tienen en su voto por la oposición una gran oportunidad de convertirse en esos que “sí quieren, pueden”. Nada más bello que el echaleganismo para que manaña no le debas nada al Estado y a lo público, que es de pobres. Seguro, ese mismo esfuerzo con el que se hicieron patrones, con el sudor de la frente y desde abajo.
Habrá que pedirles disculpas por esta red clientelar, por este pueblo al que por un momento lo deslumbró el dinero regalado y todos los apoyos sociales de los que no es merecedor. A lo mejor Ricardo Anaya, que comprende tan bien el sentir de las clases populares, pueda explicarnos en un video el porqué de esta ceguera y terquedad de seguir apoyando a AMLO que, afortunadamente, pronto puede terminarse.
Parece chiste pero es anécdota. Creen que México les pertenece y todos los días demuestran estar bastante limitados en su capacidad para hacer siquiera referencias generales del pueblo mexicano. Se creen los más fregones pero son una vil vergüenza. ¡Fuchi, caca!
Daniela Pacheco