Como todos los partidos políticos en México y en cada estado en particular, los partidos pasan por momentos difíciles derivados de diversas situaciones que en cada uno se vinieron dando a través del tiempo y desvirtuando en muchos casos su fin político y social hasta llegar a perder la brújula que ocasionó el distanciamiento y falta de identificación con el ciudadano.
Hoy todos y cada uno de los partidos políticos a nivel nacional y estatal, deberán de realizar un análisis profundo para reencontrarse primero con su militancia pero también con la sociedad quien a final de cuentas es la que a través de su voto les demuestra su simpatía y confianza. En la mayoría de los casos se requiere tocar fondo para que exista una sacudida que obligue a hacer esto, de lo contrario es difícil reconocer lo que está mal y cambiar.
En el PAN-Hidalgo, se está tocando fondo y generando ese sismo que nos conduce a una disyuntiva trascendental qué es: a) renacer como el Ave Fénix, de nuestras cenizas; b) debilitarse con tendencia a desaparecer. Obviamente pretendemos renacer a sabiendas que el parto es muy doloroso y difícil, pero esa conciencia colectiva dentro del partido que se da cuenta de lo que ocurre y nos arrastra a actuar para que con nuestra actitud y empeño podamos salir adelante.
El fondo lo acabamos de tocar en esta elección local del pasado día 2 que dejó ver a flor de piel los males que nos están carcomiendo y pudriendo en nuestro interior. Es el momento de realizarnos una cirugía y un tratamiento a fondo para sanar o dejarnos morir por no tomar las acciones debidas. Nuestros síntomas:
- Hemos perdido el respeto a la dignidad de la persona, principal valor de Acción nacional. En donde se agrede a los compañeros de partido y lo peor a mujeres, lo que agrava esta situación; se tiene una actitud xenófoba al querer segmentar a los militantes y simpatizantes en “panistas puros” y con ello certificarse de inmaculados contra aquellos que no lo son y los califican de panistas impíos. Se vive al interior una especie de grupo radical que se siente dueño del partido como un KKK (Ku-Klux-Klan) panista.
- Se ha perdido el sentido democrático. Algo que se presumía como una de nuestras grandes fortalezas que hoy la vemos perdida con conductas villanas de compra de votos entre los militantes, promesas de darles algún proyecto productivo o algún cargo en el Comité, pero algo más cínico es el relleno de urnas que se hicieron en varios lugares. Ahora resulta que en ciertos municipios son más democráticos que cualquier país “primermundista” al votar el 90% o más. Pero peor está el convertirnos en una dictadura en donde sino aplaudes y toleras lo que hago por malo que esto sea, te invito a irte del partido o a atenerte a las consecuencias de los ataques de todos mis vasallos; o si no haces mi voluntad te remuevo del cargo o degrado tu comité municipal a delegación.
- La solidaridad otro de las valores importantes del PAN también la han echado por la borda. Lejos de ser solidarios con sus militantes, con los ciudadanos y con los gobiernos y gobernantes emanados de este instituto político se actúa al contrario. La sed de venganza y el que “no estás conmigo” han llevado al grado que los gobernantes y sus gobiernos sean atacados desde el mismo partido a través de los lacayos de estos “amos” o bien golpear a quien no es mi comparsa.
- Se ha perdido la honestidad, valor presumible en los panistas. La falta de transparencia en el manejo de los recursos del partido, la venta de candidaturas y las relaciones turbias y subterráneas del “PRIAN” entre otras cosas más, los han convertido en seres codiciosos y que al mismo tiempo los envilece a muchos personajes dentro del partido.
¿Grave lo que ocurre? Sí. ¿Difícil de reconocer? Sin duda. ¿Resistencia al cambio y a perder privilegios personales o de grupo a cambio de un bien común? Así es. Pero no imposible de lograrlo. En las manos de los propios panistas de Hidalgo está la solución.
Hoy nos criticaran por lo que ocurre al interior pero es necesario hacerlo y limpiar la casa. Una vez que logremos renacer y retomar el rumbo, nos convertiremos nuevamente en ese partido en el que la gente creyó y brindó su confianza. ¡Manos a la obra!
“En el mundo siempre habrá personas que te van a amar por lo que eres, y otras que te van a odiar por la misma razón”.
