No podemos negar que uno de los mayores problemas que hoy tenemos en el país es el de la inseguridad. Ocasionado por diversos factores como una educación deficiente, la inequitativa distribución del ingreso que se traduce en pobreza, disgregación familiar, entre otros, pero desde mi punto de vista hay dos factores que la han detonado a niveles que nunca imaginamos que pudiéramos tener, estos son la corrupción y la impunidad.
En este país donde el delincuente está demasiado protegido por nuestra legislación, con un sistema de justicia deficiente y policías totalmente rebasadas por las circunstancia, hacen que exista una enorme impunidad la cual invita a delinquir ya que difícilmente recibirán el castigo que merecen.
Por lo tanto como consecuencia de ello surge la corrupción que alienta el crecimiento de actividades ilícitas en todos los niveles gubernamentales y sociales. Lo que nos empuja a una descomposición social que degrada la calidad de ciudadanía.
Si queremos bajar drásticamente el nivel de inseguridad que padecemos y volvernos a sentir más seguros como alguna vez así fue en nuestro querido México y como lo es en muchos otros países, se tiene que actuar con firmeza y con acciones drásticas que nos lleven a enderezar el rumbo. Sabemos que no es fácil pero tampoco es imposible.
La pregunta ahora es, ¿si la administración entrante encabezada por López Obrador podrá realmente revertir esta situación?
Hasta ahora no veo estrategias que contemplen acciones viables y contundentes para lograrlo en el corto y mediano plazo. En materia legislativa, se deben realizar cambios que ofrezcan castigos más severos a los delincuentes, incluyendo a funcionarios gubernamentales que se encuentren coludidos con el crimen organizado, los que cometan actos de corrupción, a los que se les sorprenda desviando recursos públicos, etc. Así como unificar los códigos penales en uno sólo nacional, entre otros.
También considero que se debe reformar el nuevo Sistema Penal Acusatorio, para que el delincuente no cuente con tantas puertas de escape que hoy tienen y por ello más tardan en detenerlos que en lo que ya están afuera nuevamente y delinquiendo una vez más.
Espero mejore el sistema de inteligencia, no para espiar a los políticos sino al crimen organizado para provocar paralizar sus actividades primordiales como serían el congelamiento de sus recursos y avanzar a su desmantelamiento.
En cuanto al tema de las policías, ¿qué hacer para contar con una policía confiable, capaz y bien equipada que le permita cumplir con su misión de manera exitosa e ir paulatinamente retirando al ejército de las calles?
López propone la creación de una Guardia Nacional, pero de la manera que la plantea es para continuar con la presencia del Ejército y la Marina en actividades de los policías, puro gatopardismo.
Yo insisto que mientras se siga creyendo que con una policía nacional manejada desde Los Pinos se va a lograr reducir la inseguridad en los municipios del país, lo dudo mucho. Y menciono a la entidad municipal porque es el territorio tangible.
Mi parecer para que funcione con mayor éxito la estrategia de seguridad sería lo siguiente: capacitar a los policías actuales dentro de una disciplina y conocimientos castrenses; la visión debe de ser a nivel municipal, y con ello se debe de asignar a los municipios el número de policías suficientes y su equipamiento para realizar con efectividad su tarea, ya que se debe de ir combatiendo a la delincuencia zona por zona o sea municipio por municipio, y de esa manera veremos resultados reales.
El tema da para más pero este espacio no. Hasta la próxima.
*Prof. Tec de Monterrey - Hidalgo
Seguridad: reto y anhelo
- Columna de Daniel Ludlow Kuri
-
-
Daniel Ludlow Kuri
Ciudad de México /