Nos acercamos al último trimestre del año, y lo usual es que las empresas comiencen a 1. evaluar los indicadores de crecimiento según el plan de este año, y 2. establecer nuevas metas para el siguiente año. Si me permites, voy a empezar por el segundo punto.
Con los años que llevo atendiendo y asesorando procesos de planeación estratégica, he logrado detectar lo que llamo “El espíritu del último de los mohicanos”, en donde la postura de ciertos planners está más centrada en prevenir y no retroceder (defender el territorio) que en ajustarse para seguir creciendo (reagruparse y buscar nuevas tierras).
En el ámbito de negocios lo que menos queremos en que las empresas cierren, pero tampoco nos parece adecuado que se estanquen. Por ello, es sumamente útil que haya dentro de la empresa un área de inteligencia de mercado, que permanentemente esté monitoreando el exterior, y tenga la visión y el criterio suficiente para identificar oportunidades y hacer recomendaciones de qué productos o servicios soltar en los próximos ciclos.
Con base en esto, y para que agilices tus reuniones de planeación, te dejo estas tres directrices de trabajo:
1. De lo que hay, clarifica qué productos o servicios tienen oportunidad de seguir creciendo y en qué mercados (ventas).
2. Fortalece los procesos y estructuras para que pueda crecer, redefiniendo y/o ajustando los recursos clave.
3. Para lo que no puede crecer (y te cuesta mantener), detén sus procesos, espera hasta que haya mejores condiciones para relanzarlo, o de plano cierra esa línea.
El éxito de un plan no está en morir intentando cumplirlo todo, sino en su flexibilidad para ajustarse a los cambios. Ten muy claro a qué estás dispuesto a renunciar para mejorar el desarrollo de tu empresa, esto te quitará estrés y podrás liderar mejor.
Éxito.
