La primera vez que escuche la expresión fue en el Bronx; en el estadio de los Yankees para ser más preciso. Los bombarderos le estaban propinando una paliza a los pobres Mets y la porra brava del equipo local no paraba de repetir la burlona frase con dedicación a los aficionados de los de Queens. De mucho antes, cuando fui niño, recuerdo a Carmen Salinas parada sobre el bullpen de los Diablos en el parque del Seguro Social conduciendo, en esencia, la misma porra: "¡Les guste o no les guste!¡Les cuadre o no les cuadre, el México es su padre! ¡Y al que no le guste, que chin...!
Pues bien, resulta que la geopolítica mundial ha llegado a un punto en que, para entenderla no es necesario comprender a Maquiavelo, Aristóteles o a Sun Tzu, ni siquiera seguirle la pista al dinero; tampoco se trata de descifrar los intereses detrás de las ideologías o narrativas mediáticas. Al final del día todo se ha reducido a encontrar lo que hay detrás de la primitiva expresión arrabalera. Who is Your Daddy? o, simplemente, ¿Quién manda aquí?
Ya en esas, recuerdo también una escena de "Fahrenheit 9/11", la película de Michael Moore, aquel provocador maravilloso: sobre un fondo de pantalla de colores chillantes aparece un pequeño montón de dinero con la leyenda de que el presidente de Estados Unidos tiene un salario mensual de 400 mil dólares anuales, para de inmediato dar paso a una fotografía en la que, tomados de la mano, George H. Bush recorría un hermoso jardín junto con el jeque supremo de Arabia Saudita, seguido de otra colorida pantalla que informaba de los muchos millones de dólares que el clan Bush recibía de sus negocios con los saudís. Y de remate, con letras gigantes, sobre las imágenes alternadas del salario del Presidente y la montaña de dinero, simplemente aparecía una y otra vez la leyenda Who is Your Daddy?
Pocos momentos más impactantes en estos tiempos interesantes que cuando Donald Trump y Vladimir Putin se unen para presentarse como los héroes que terminarán con la guerra en Ucrania.
Ver para creer. Ahora resulta que el mismo neo-zar que desde 2022 protagonizó la mayor operación militar en Europa desde los tiempos de Hitler, el mismo que amenaza con ataques nucleares con tal de resucitar el imperialismo soviético, el mismo que ha provocado cientos de miles de muertes, es quién --dice Trump--, "quiere la paz en Ucrania".
Por supuesto que la ausencia de una guerra abierta siempre será mejor que la prolongación de una agresión imperial estúpida y, sobre todo, fallida. Aunque Zelensky --"el dictador" según Trump, quien además lo responsabiliza de haber sido invadido (sic)-- y su país sean condenados a perder una cuarta parte de su territorio y queden, en los hechos como rehenes permanentes de Mr. Putin.
Después de lo que estamos viendo, la descarada postración de Washington ante Moscú, habría que revisar aquellas historias que tanto corrieron por las cloacas del poder hace una década sobre supuestos videos en poder de Putin que exhibían al exótico empresario y estrella de la farándula en penosa condición durante una parranda sexual que habría sido ampliamente documentada por los servicios secretos rusos.
O, por lo menos, recuperar aquel intercambio en el debate presidencial de 2016 en Estados Unidos, cuando Hillary Clinton reviró una balandronada de Mr. Trump que presumía su buena relación con el neo zar soviético, acusándolo de ser "un títere" de Putin.
Hemos llegado a un punto en el que solamente la literatura nos sirve para poder comprender lo que realmente ocurre en la cima del poder mundial. La alianza Putin-Trump es, quizás, la primera gran señal de los que nos espera. Caray.
