La buena noticia: Andrés Manuel López Obrador impuso una nueva marca histórica en un indicador de gobierno (¿Viva? ¿Aplausos?) La mala noticia: el presidente impuso una nueva marca en el proceso de militarización de México.
De acuerdo con cifras oficiales del gobierno de México, por primera vez en la época reciente, este año el régimen obradorista “logró” que ahora existan más militares desplegados que policías estatales y municipales.
Un valioso estudio realizado por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, en particular por su Dirección de Incidencia y Programa de Seguridad Ciudadana revela el cambio en el paradigma de la desmilitarización y -digo yo- la asunción del nuevo modelo alentado desde Palacio Nacional: la milicia predominando en todos los campos posibles de la vida nacional.
El estudio, que considera reportes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de la Defensa Nacional, de la Marina y de la Guardia Civil entre otros, evidencia que en los sexenios anteriores la tendencia era a mantener relativamente estable el número de elementos desplegados de las fuerzas armadas mientras que en las corporaciones policiales de las 32 entidades federativas y más de dos mil municipios de México iba en aumento.
Esta tendencia cambió a partir de 2019 con la llegada de la actual administración cuando comenzó a crecer rápidamente el despliegue de elementos castrenses.
El estudio de la Ibero arroja que en este año suman 261,644 elementos militares y de la Guardia Nacional desplegados en todo el país contra alrededor de 251 mil efectivos de todas las policías estatales y municipales que se reportaron meses atrás.
La política militarista -y regresiva- no se puede ocultar más.
La vida republicana y el avance social y democrático de un país se fortalece con una mayor participación de la sociedad, pero también con la consolidación de sus instituciones civiles, sin embargo, en México hay acciones de gobierno que apuntan hacia un retroceso como es el aumento de la injerencia de las fuerzas armadas cuando no hay guerra y el colmo es que ni siquiera las utilizan para garantizar la seguridad nacional, pública ni humana.