Lo peor que pueden hacer los partidos opositores es envolverse en los tiempos que les quiere marcar Andrés Manuel López Obrador para que definan, desde ahora, a su candidato o candidata presidencial.
La persona que sea postulada por un muy posible frente opositor tendrá la ventaja de poder capitalizar, en automático, los negativos del presidente y de su administración siempre y cuando no haya un tercer candidato fuerte que lleve a dividir la intención del voto anti-AMLO y los resultados electorales se vayan a tercios.
El o la candidata opositora deberá salir no solo de un proceso democrático de los partidos, sino, primero, de un proceso de auscultación a la ciudadanía y hecha por ciudadanos tenga o no tenga trayectoria partidista.
Pero antes de llegar a este paso hay uno muy importante y urgente: someterse a un “purgatorio” político y salir pronto de él.
Partidos como PRI, PAN y PRD han sido erráticos en su defensa y ofensiva salvo algunos chispazos atribuibles más a talentos particulares que a una estrategia general, por ello: 1. Sus dirigencias nacionales deben renovarse democráticamente –indispensable-.
2. Consensuar a su interior y después afuera una coalición electoral -con un nombre fresco y pegajoso- ofreciendo un gobierno de rectificación. 3. Indudablemente deben hacer encuestas y sondeos de opinión para conocer sus fortalezas y debilidades, pero también y las de la 4T para afinar su proyecto, estrategia y plataforma políticas.
4. Muy importante: Deben “pasar por un purgatorio” para salir del “infierno” en el que los muestra López Obrador. ¿Cómo? Deslindándose de personajes o de hechos de corrupción, de abusos o ilegalidades que hayan hecho militantes suyos y proceder legalmente contra ellos. Reconocer públicamente los yerros cometidos que calan más en el sentir del electorado, pero acompañarlo inmediatamente de una campaña que distinga los avances que tuvo México en sus gestiones para destacar lo positivo sobre los señalamientos en su contra.
5. Ya lo decíamos: postular candidaturas rentables y limpias.
6. Usar el lenguaje del mexicano común y olvidarse de la jerga tecnocrática que juega a favor de la propaganda obradorista.
Celso Mariño
Twitter: @Celso_Marino1
