Las universidades públicas y las fuerzas armadas son las dos instituciones en las que más confían los mexicanos. Según el Informe País 2020: el curso de la democracia en México, elaborado por el INE y el PNUD (2022), 70 por ciento de las personas confían en las universidades; 64 por ciento en el Ejército y la Marina; y 61 por ciento en la Guardia Nacional (cutt.ly/VB9YHDK).
Dicho sea de paso, en un lejano decimotercero y decimocuarto lugar están los diputados locales y los partidos políticos, con apenas 23 y 22 por ciento en confianza ciudadana, respectivamente (pero esto, apreciable lector, no sorprende a nadie).
Tanto las universidades como las fuerzas armadas son, por supuesto, fundamentales para el desarrollo nacional, pero sus lógicas y misiones no pueden ser más distintas. Por un lado, en las universidades se promueve el pensamiento crítico, la duda, el disenso. En contraste, en las fuerzas armadas se privilegia la obediencia, la certeza, la infalibilidad.
El trato político y presupuestal que ambas instituciones han recibido por parte del régimen de la 4ta Transformación tampoco puede ser más distinto. Mientras que las fuerzas armadas -y la Guardia Nacional- cada día acumulan más poder, recursos e influencia en la toma de decisiones; las universidades están en una situación cada vez más frágil, más incierta y precaria. Veamos las cifras.
En cinco años, el presupuesto federal asignado a las instituciones militares creció 97 por ciento, ¡más de 100 mil millones de pesos! En ese mismo periodo, el subsidio federal para las universidades públicas cayó 3 por ciento. En términos llanos, la milicia tiene el doble de presupuesto respecto al 2018, mientras que las casas de estudio operan con menos recursos.
Con este dramático aumento, y más allá de las narrativas que insisten en que la “educación superior es prioridad”, hoy en día la milicia controla más recursos que todo el sistema de educación superior y posgrado en México (221 mil millones de pesos versus 162 mil millones).
México avanza peligrosamente hacia un régimen militarizado y con universidades en crisis. En ninguna nación esto ha llevado al desarrollo y al fortalecimiento democrático. ¿Es el país que queremos?
Iván MorenoTwitter: @carlosivanmoren