Todo apunta a que Donald Trump volverá a ser presidente de los Estados Unidos de Norteamérica en 2024, y con más fuerza; para culminar lo que dejó pendiente: destruir las instituciones y debilitar aún más la democracia del país vecino. Las implicaciones serían múltiples para el resto del mundo, pero sobre todo para la ya de por sí débil democracia mexicana.
A pesar de su derrota -no reconocida- en 2020, Trump nunca se fue de la política, al contrario, se fortaleció. Lejos de afectarlo, el asalto al Capitolio de hace un año parece que le ha servido. Los republicanos que juzgaban importante castigar a los culpables de la sedición pasaron de 79% a 57%. También, en 2021 creció a 67% el porcentaje de republicanos que lo quieren en la boleta en 2024 (Pew Research Center).
El camino hacia la Casa Blanca se irá allanando desde este año. Con las elecciones intermedias de noviembre se da por hecho que el partido Republicano, dominado por este personaje oligárquico-populista, recobrará el control del Congreso. Así está diseñado el sistema electoral estadounidense, para la constante alternancia; los famosos controles y contrapesos (checks and balances).Aunado a lo anterior, es constante la caída del partido Demócrata y de la administración Biden-Harris, que de a poco se hunde.
Trump y el movimiento que lo acompaña no son eventos fortuitos ni marginales, así lo confirma el Project on Security and Threats de la Universidad de Chicago. La extrema derecha ya no es representada por la clandestinidad de unos pocos que viven penuria económica y en zonas rurales. Todo lo contrario, los insurrectos ya son mainstream. De acuerdo con el Project, se estima que el 86 por ciento de quienes atacaron el Capitolio no tienen afiliación con grupos extremistas y casi la mitad son dueños de negocios. Además, entre la turba se encontraban CEO’s, doctores, abogados, arquitectos. Solo 7%eran desempleados (Foreign Policy). Su procedencia: principalmente las grandes zonas urbanas como Los Ángeles, Nueva York o Chicago, donde la población blanca disminuye rápidamente.
El mundo y México deben prepararse para el escenario de un Estados Unidos gobernado por una extrema derecha, revitalizada.
Iván Moreno
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