Elon Musk se define a sí mismo como un defensor de la democracia y un “absolutista” de la libertad de expresión. Después de comprar Twitter por 44 mil millones de dólares (monto igual a todo el gasto educativo en México), destacó que la compra fue “por el futuro de la civilización”, ni más ni menos; “The bird is freed” (el ave es libre). Quizás su fortuna, de más de 233 mil millones de dólares, le dé esa convicción de libertador mundial, mientras no se toquen sus intereses.
El que no haya restricciones para expresar opiniones dentro de esa red social es un tema que ha preocupado y que debería tomarse con mucha seriedad. Hoy sabemos que un tweet, por ejemplo, puede impulsar movimientos que no son necesariamente sociales, sino que responden a intereses particulares, incitando disturbios y caos sin mayor sentido. Recordemos el asalto al Capitolio de EEUU en enero de 2021, hecho en el que perdieron la vida cinco personas. El peligro es real.
Según la socióloga Shoshana Zuboff, en su libro “La Era del capitalismo de vigilancia”, cada vez más las grandes empresas tecnológicas -como Google, Apple,Microsoft, Meta o Amazon- amasan un poder instrumental que puede desafiar el orden establecido por los Estados. Twitter ya es parte de esta lista.
Musk hace creer, a quien se lo permita, que al controlar y dirigir Twitter le hace un favor al mundo libre ya que promueve una genuina democracia. Sin embargo, está más cerca de convertirse en el tirano que Zuboff describe en su obra. Poco después de la compra, Musk disolvió la junta directiva de la compañía y aseguró su control total. ¿Ha liberado al ave o la ha enjaulado?
Sin contrapeso alguno, Musk tiene el poder para influir en la opinión de una buena parte de los más de 320 millones de usuarios globales de Twitter, manipular mercados, posicionar líderes mundiales; lo que a él convenga.
Frente a este escenario los gobiernos no pueden permanecer ajenos, sin duda se trata de una problemática de interés público. La regulación de las redes sociales, bajo principios de deliberación democrática, debe ser prioridad en la agenda pública.
Sospechemos de las intenciones de los billonarios que buscan “salvar al mundo”.
Iván Moreno
Twitter: @carlosivanmoren