En 1956, Isaac Asimov escribió “La última pregunta”, un cuento sobre Multivac, la gran computadora que ayudó a la humanidad a colonizar el Universo. Esta máquina procesa datos y contesta preguntas excepto una, la más importante para la humanidad: ¿es posible revertir el inevitable fin del Universo? Cuando este algoritmo por fin procesó los datos suficientes para contestar, los humanos ya se habían extinguido.
Quizá la realidad ya superó a la ficción. Apenas en diciembre se lanzó ChatGPT, una aplicación de Inteligencia Artificial (IA) capaz de responder cualquier pregunta de manera sofisticada, proponer soluciones a problemas complejos, e incluso escribir ensayos académicos; ensayos que alcanzarían una calificación de 80-90 en las universidades más exigentes. En poco tiempo podrá hacer tesis completas…
Las implicaciones educativas de esta tecnología son abrumadoras, pero poco lo estamos discutiendo en México. Solo en su primera semana este algoritmo atendió las solicitudes de más de un millón de usuarios; muchos de ellos estudiantes que le pidieron hacer sus tareas y ensayos; resolver los problemas para sus clases.
El mundo académico no sabe qué hacer. La impronta de la IA llegó al aula de manera gradual, pero después súbitamente. Algunos sistemas educativos han decidido que lo mejor es la prohibición en las escuelas (Nueva York); algunas universidades en EEUU y Australia están replanteando su forma de evaluar, incorporando dinámicas que utilicen la IA; algunas otras de plano están volviendo al lápiz y papel para exámenes y ensayos.
¿Cuál puede ser la solución para que un algoritmo no afecte negativamente los aprendizajes? Una buena docencia, ¡eureka! Esa que promueve el pensamiento crítico, la creatividad y la empatía. Pregunté al ChatGPT ¿cómo lograr el pensamiento crítico en el aula en la era de la IA? Respondió (lo sintetizo): promover el aprendizaje activo; incentivar el pensamiento independiente; proveer oportunidades de auto-reflexión; premiar el cuestionamiento y la curiosidad; generar ambientes que valoren la diversidad y las perspectivas distintas.
No es necesaria la IA para saberlo, es de sentido común. Como docentes, ¿lo estamos haciendo?
Iván Moreno
twitter: @carlosivanmoren