En estas fechas, con la navidad encima, el mundo se vuelca en una serie de acciones que se repiten año con año.
Cada navidad siempre es lo mismo, hacemos las mismas tradiciones, empezando con el rosario en casa de la tía más mojigata, el cual se nos hace interminable ya que estamos a la espera siempre de los tamales, los dulces y la piñata.
Cada navidad, estamos con las prisas por conseguir los regalos a última hora, aunque terminemos dando lo mismo cada año.
Durante la cena de nochebuena, escuchamos las mismas historias cada año, nos reímos y disfrutamos las mismas anécdotas que son escuchadas y resultan emocionantes como la primera vez que fueron contadas.
Cada navidad, cenamos lo mismo, la pierna de puerco, el pavo, los tamales y en nuestra región, no podía faltar la carne asada.
Durante la cena familiar empezamos a sentir la misma presión cada año por parte de nuestra pareja, para terminar ahí y salir corriendo a la casa de nuestra familia política, a veces alternamos las fiestas, pero son momentos que nunca faltan.
Al día siguiente, el 25 de diciembre, hacemos el mismo recorrido, visitando a tíos y familiares, degustando el tradicional recalentado, para terminar en la tarde con un fuerte dolor de estómago por la cantidad de comida que hemos ingerido.
Así son nuestras fechas, nuestras tradiciones, nuestras navidades, siempre es lo mismo. Es un festival de repeticiones que año con año celebramos con fervor.
Todas las navidades pasa lo mismo. ¿No es maravilloso?, lo que antes parecía normal ahora suena increíble.
En medio de la peor crisis sanitaria de la historia, la Navidad no será igual, todas esas cosas que hacían de nuestra celebración algo rutinario, normal y hasta monótono, ahora nos parece genial y lo extrañamos.
Este confinamiento nos ha enseñado que la vida vale por nuestros actos cotidianos, nos ha mostrado que la normalidad en la que vivíamos era la oportunidad de celebrar las maravillas que la vida tiene preparado para cada uno de nosotros, y todo dentro de nuestra fabulosa vida diaria.
Esta navidad será diferente, por qué muchas de las cosas que hacían de nuestra celebración sea tan repetitiva y feliz, no podremos tenerlas.
Por eso en estas fechas, aferrándonos a la rutina que hace de nuestra vida única, esperamos que en esta navidad, aunque no sea igual que siempre, veamos la dicha de saber que aun en la distancia, las familias siguen juntas y unidas.
Sabemos también que en muchos hogares habrá sillas vacías, por seres queridos que han partido, pero que sabemos que siempre estarán a nuestro lado, y por supuesto, más en navidad.
Que la dicha de la tradición familiar inunde sus hogares y que dentro de esta situación que vive el mundo, deseo que todos puedan tener no solo una feliz navidad, sino una navidad normal.
