Todo parece indicar que se aproxima el término de la jornada nacional de “Sana Distancia”, o al menos el llamado del gobierno federal así lo indica.
Se ha dado a conocer una lista de municipios llamados municipios de la “esperanza”.
En su mayoría municipios que se encuentran en zonas muy marginadas y en donde ni siquiera sabemos si se dieron cuenta de que estaban en una emergencia sanitaria, ya sea por su lejanía o por su escaza población, sin embargo, a pesar de que el famoso semáforo marca verde para estas regiones, a nivel estatal y municipal existe una fuerte oposición o rechazo a que se vuelva ya, en estos momentos, a lo que se conoce como la “nueva normalidad”.
El abrirse de nuevo a las actividades económicas regulares, es un deseo entendible para comenzar su reactivación, las perdidas en diversos sectores son incuantificables e impredecibles hacia el futuro, pero levantar el telón para volver a las calles podría esconder un riesgo sanitario potencial, más aún, cuando no queda claro en qué fase de la pandemia estamos, con un pico que cambia de fecha día a día y sin tener pruebas suficientes para evaluar a la población.
Observemos el problema que ha tenido nuestro vecino del norte.
Estados Unidos, ha demeritado desde el principio la amenaza de salud que representaba este nuevo virus.
Esa falta de seriedad y criterio, sumado intereses políticos en reelección, ha dejado hasta el momento 1.53 millones de contagiados confirmados y un aproximado de 90,000 verificadas por este mal.
Ahora pensemos en nuestro país, cuáles son las condiciones reales en las que vivimos como mayoría. Imagine las zonas de la serranía o municipios que carecen en general de agua potable, imagine las comunidades rurales donde el hospital más cercano se encuentra a horas de distancia.
Las zonas urbanas tampoco quedan atrás, como será esta “nueva normalidad”, en centros de trabajo donde predomina la maquila, como serán las medidas de prevención o nuestras escuelas, que se encuentran saturadas y que muchas de ellas el presupuesto no le permite grandes márgenes de acción.
Son muchas las dudas que saltan a la vista, la realidad en otros países los ha llevado a extender en tiempo su confinamiento, aquí parece haber una urgencia por terminarlo.
Esperemos no equivocarnos, el riesgo de una crisis económica es latente y preocupante, pero incrementar el riesgo en la salud, es aún, un peligro mayor.