Su cuenta de Twitter recordaba su frase icónica y la fecha de su partida, “1922-2018: Excelsior”.
Todos aquellos que pertenecemos a la generación X, que durante nuestra infancia esperábamos emocionados semana a semana para correr al puesto de revistas y comprar por 5 pesos la nueva aventura de nuestro superhéroe, sabemos la influencia que Stanley Martin Lieber, Stan Lee para el mundo, tuvo en nuestra vida.
No quiero entrar en detalles que cuestionan su capacidad autora o las prácticas comerciales de las que fue artífice. Quiero recordar al hombre que desde finales de los 50’s presentó al mundo una serie de historietas cargadas de humanidad, fortuna, desgracia, crítica social y racismo. Todo ello disfrazado, al igual que los personajes que las estelarizaban.
De la mente de Stan, surgieron los más poderosos y a la vez más humanos héroes que hemos conocido. Gracias a estas historias, Lee creo un universo al que era fácil recurrir cuando las cosas se ponían difíciles en la realidad.
Fue a través de Spiderman, Thor, Los vengadores y demás, que muchos de los que fuimos llamados los “raros de la clase”, nos refugiábamos para hacerle frente a problemas personales, transformados en nuestro Galactus o Thanos particular.
Sus historias, cuyo mérito también tiene que dársele a los geniales Steve Ditko y Jack Kirby, son un himno a la diversidad y a la superación. Stan y su equipo ganaron la batalla para todos aquellos que no encajábamos. Nos demostró que los flojos, los raros, los inadaptados y los diferentes, también pueden ser héroes.
Me gustaría poseer el Ojo de Agamotto para retroceder en el tiempo y observar como nuestra sociedad ha cambiado y como las historietas han tenido su parte de influencia, seguramente Strange nos podría ayudar en esto. Gracias Stan “The Man” Lee, por la manera de contar historias que transforman. Sé qué junto a los Vigilantes, estarás en algún lugar del multiverso, observando como tu legado crece. Excelsior!.
