Entre intenciones de reformas político-electorales, reacciones y análisis de especialistas y resultados de estudios de percepción, hay un imperativo común: repensar la democracia.
Jalisco Cómo Vamos reportó en su novena encuesta que a 15% de la ciudadanía le da igual un régimen democrático que a uno autoritario, lo que coincide con el 14.7% de mexicanos indiferentes con la democracia reportados en la Encuesta Mundial de Valores 2022, analizada por Ricardo De la Peña en la revista Este País. T
ambién ambas encuestas reportan que entre el 67 y 75% prefiere la democracia. Es evidente, por los datos, según De la Peña, que la democracia no está garantizada ya que no solo depende del apoyo recibido sino del rechazo general a cualquier autoritarismo y los datos van en sentido contrario.
Otros datos reveladores de Jalisco Cómo Vamos es que crecen los apoyos a actitudes polarizantes que no abonan a la cultura democrática como el crecimiento del 28 al 48% de 2022 a 2024 que cree que las personas con discapacidad no tienen los mismos derechos que las demás. La democracia y sus valores parecen estar en crisis.
En la Revista Nexos, de julio, se presentan una serie de artículos que analizan la transición a la democracia en México, que al menos deben llamarnos a reflexionar el punto en el que nos encontramos respecto: ¿terminamos la transición?, ¿se consolidó?, ¿hay regresión? Títulos sugerentes como “El largo viaje hacia lo mismo”, “Demócratas de sentido único” o “Todo lo democrático se disuelve en el aire”, nos provocan a pensar, pero sobre todo a repensar la democracia que vivimos.
La complejidad de este contexto exige una actitud reflexiva del pasado y presente de las normas, hitos, sucesos, instituciones y actores que han influido en el estado de la democracia, para ello, resulta necesario diseñar un banco de datos, estudios y evidencias que describan este momento, los aquí citados pueden formar parte de ese compendio.
Lo anterior puede ayudar a generar consorcios de sociedad civil, académicos, medios de comunicación y funcionarios públicos que comprometan su lealtad con la democracia con la finalidad de generar demócratas para la democracia y que promuevan la vacuna contra la seducción del autoritarismo, porque en algunos lugares y escenarios políticos, comienza a ser más atractivo ese régimen o sus prácticas, que cuidar la democracia.