Cultura

Especialistas del campo

Como a eso de las seis de la tarde, Eusebio comenzó a juntar su herramienta en el morral de manta que cuelga de un clavo colocado a un costado de la puerta. Como es costumbre, junta una pequeña pala, un azadón y un machete, los cuales amarra con un mecate. Casi a la par, su esposa, Gertrudis, toma de una cajonera un pequeño canasto de palma que contiene unas tijeras para podar y un juego de palas de jardinería. A la mañana siguiente ambos salen de casa, el habrá de cosechar elotes y nopales, ella regresará con quelites y frijol.

En estos tiempos modernos, la concientización acerca de los roles en los trabajos de campo puede que sea escaza. En algunos casos, como los citadinos, ya se cuenta como “éxito” que las frutas y verduras se encuentren en los anaqueles del supermercado, en algunos casos lavadas y listas para usar, en otros escenarios que hayan sido cultivadas libres de pesticidas o, en el mejor de los casos, que se encuentren de oferta o a buen precio. Poco hacemos por pensar quién está detrás de las labores agrícolas. En algunos momentos hemos platicado de los proyectos agroecológicos que se han desarrollado, por ejemplo, en el Valle de Toluca, o las actividades referentes al movimiento Slow Food.

Pero, en esta ocasión daremos otro salto al pasado, con un dato que ha sido una especie de revelación. Resulta que en la época prehispánica se tenía una división de actividades en cuanto a los encargados de cultivar los productos emblema de la milpa, como el maíz, el jitomate, la calabaza, etcétera; y los encargados de recolectar productos más delicados. En el primer caso, los agricultores, según el Códice Florentino, se nombraban como tlalchiuhqui. En el segundo ejemplo, existía la figura del hortelano, conocido como chiuhqui, el cual se encargaba de cultivar legumbres y quelites, hoy conocido como horticultor. Cabe mencionar que específicamente los quelites tenían una conceptualización religiosa, eran alimentos utilizados en ceremonias o destinados para el consumo de la clase alta o dirigente.

Esta división de actividades continuó en algunos espacios y momentos tanto durante el periodo novohispano como durante el México Independiente. Por ejemplo, las mujeres, que históricamente se encargaban del cuidado de los hijos, preparación de alimentos y trabajo moderado en el campo, continuaron con dicha práctica, pero se amplió al trabajo con hortalizas, recolección de frutos, hongos o caza de pequeñas especies. Aunque, en el caso de los quelites, el hombre, en la mayoría de los casos, continuó con su cosecha a la par que los productos de la milpa. Hoy en día, en la zona centro del país, las mujeres han tomado un papel de mayor relevancia en el campo, principalmente en el tema de la selección, recolección y transmisión de conocimientos a las nuevas generaciones.


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Benjamín Ramírez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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