Martín olvidó programar el despertador a la hora correcta. Esta mañana, entre muecas y bostezos, se percató que ya era tarde y no podría tomar el desayuno en casa. De manera presurosa se alistó, tomó un baño, se puso la ropa y recogió del fregadero su termo color verde. Un par de cuadras antes de llegar a su destino se detuvo en un establecimiento que ostentaba el nombre Cafetería y algo más, aquello le resultó desconcertante, pero aún así decidió probar suerte. En su interior, sobre una de las paredes, se encontraba una enorme carta con cerca de 35 bebidas, divididas por té, café y chocolate. Justo en ese momento cayó en cuenta de la variedad de posibilidades en torno a estas tres infusiones.
Desde la lejana Inglaterra nos llegan datos y sucesos que, probablemente, desconocíamos del cómo arribó la semilla del cacao a estos paladares. En primer lugar, debemos mencionar que, en la época de piratas y bucaneros, los mares del caribe sufrieron los embates de estos ladrones, y del cual se desprende la anécdota del puerto de Guatulco (ahora Huatulco), en donde unos bucaneros londinenses quemaron un cargamento con 100 000 cargas de cacao, lo que significaba una fortuna tanto para las autoridades de la Nueva España, como para los habidos consumidores de Francia e Italia. Esto quiere decir que, para los primeros años del periodo novohispano, dicha semilla y su elaboración, eran de poca importancia para la Corona Inglesa.
Tiempo después, durante los años 50´s del siglo XV, harían, casi a la par, el arribo de las tres bebidas más importantes de la humanidad Moderna y Contemporánea; el café, de África; el té, de Asía; y el chocolate, de América. En el caso específico del cacao, este se da por la toma de la isla de Jamaica, propiedad hasta 1655 de los españoles. Es en ese momento que Inglaterra toma control de la producción de esta semilla en la isla, y, con base en la fama que tenía en el resto de Europa, se presenta a la sociedad inglesa. En un inicio, tanto café, té y chocolate eran vendidos en las“cafeterías”, la razón del nombre se debió a que, de las tres, el café era el más económico, de esa manera el público no lo asociaba con un lugar de costos elevados. En cuanto a su preparación no difería mucho de las ya conocidas; una tablilla molida en mortero, acompañada de azúcar al gusto y diluido en agua hirviendo. Se compartió el gusto por la espuma, tal cual se bebía en Mesoamérica, evitando agregar leche y huevo.
Hablar, y escribir, acerca de bebidas a base de café, té y chocolate es un tema que nos podría mantener dialogando por mucho tiempo. En este caso, el solo abordar una pisca de lo que representó el cacao para el mundo nos llevó tres episodios, de los cuales quedan más preguntas que respuestas, pero que sin duda nos dejan con un agradable sabor de boca.
Benjamín Ramírez