Sin esperarlo, incluso sin desearlo, los caminos de Luis Echeverría Álvarez y Rafael Caro Quintero se encontraron una vez más en la portada de los principales medios, para ser protagonistas, una vez más, de los pecados que cometieron en el pasado y que la historia y la justicia no han podido borrar de sus memorias. Los pecados de su pasado siguen vigentes acechando su presente.
Luis Echeverría, ex presidente de la República, falleció en Cuernavaca, Morelos, a la edad de 100 años, convirtiéndose en el ex mandatario más longevo hasta ahora. Su carrera política inició a muy temprana edad y se vio marcada por diversos señalamientos en su contra por las masacres de Tlatelolco, la guerra sucia y El Halconazo. Ese pasado siempre lo acoso, estuvo presente hasta el último respiro de su vida.
En su penúltimo año de gobierno y hundido en los sueños de grandeza que deja el poder, Luis Echeverría Álvarez buscó obtener el Premio Nobel de la Paz e intentó candidatearse para la secretaría general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero un oportuno momento en la UNAM interrumpió ese deseo. Estudiantes y víctimas de las masacres estudiantiles del 68 y 71 le exigieron cuentas, él, ofendido, los llamó “fascistas”, en respuesta la multitud lo echó de la Máxima Casa de Estudios entre abucheos y pedradas. Un momento que marcó el final de una administración que estuvo bañada de improvisaciones, crisis y violencia.
Rafael Caro Quintero es considerado uno de los narcotraficantes más famosos de México, y es conocido como «El Narco de Narcos» y es durante la década de 1980 que fundó el cartel de Guadalajara. Caro Quintero cometió un error que a la fecha lo sigue acosando: la tortura y muerte de un agente infiltrado de la DEA. En 1985 fue arrestado en Costa Rica, acusado del asesinato de Enrique Camarena Salazar y de su piloto Alfredo Avelar.
Después de pasar 28 años de prisión por varias condenas, fue liberado el 9 de agosto del 2013 por resolución del primer tribunal colegiado en materia penal del tercer circuito en Jalisco, bajo el argumento de que "no debió ser enjuiciado en el fuero federal por el asesinato del agente de la DEA".
El 15 de julio de 2022 fue nuevamente detenido en el municipio de Choix, Sinaloa con fines de ser extraditado a su destino final, los Estados Unidos.
En ambos casos, los protagonistas del presente texto fueron prisioneros de los encantos del poder y los pecados de su pasado siempre los persiguieron, su pasado no pudo ser borrado ni cambiado, para Luis Echeverría Álvarez su partida es sinónimo de una impunidad que nuestro sistema político y de justicia nunca quiso enfrentar y para Caro Quintero se demuestra que para la justicia americana el olvido no tiene cabida.
Arturo Argente Villarreal
Tec de Monterrey, Campus Toluca.