Después de décadas de conflicto entre Israel y Palestina y cuando ya no quedan rastros que rememoren la paz en esa parte del mundo, es inevitable preguntarse hasta cuándo la violencia política y militar seguirá protagonizando la convivencia y relaciones entre israelíes y palestinos.
Dicho de otro modo, ¿qué impide, en pleno siglo XXI, alcanzar la paz para los respectivos pueblos?
Adi Schwartz y Eina Wilft dos destacados progresistas israelíes y autores del libro “La guerra del retorno”, analizan la posibilidad de una solución entre ambas naciones.
El origen se remonta a 1917, a la Primera Guerra Mundial, cuando Reino Unido firmó la Declaración Balfour en la que le prometían un territorio a Israel, que por aquel entonces todavía no existía como estado. En 1967, Israel establece como su capital a Jerusalén Oriental. Esto no es reconocido por la comunidad internacional y Palestina quiere que Jerusalén Oriental sea su capital.
Schwartz y Wilf argumentan que, para lograr una resolución pacífica de este conflicto, los palestinos deben renunciar a su “derecho de retorno”.
En 1948, setecientos mil palestinos se vieron obligados a abandonar sus hogares a causa de la primera guerra árabe-israelí. Varias décadas después, la mayoría de sus viviendas han desaparecido, pero millones de sus descendientes siguen viviendo en campos de refugiados. Continúan sin echar raíces y demandan su asentamiento en el Estado de Israel basándose en su “derecho de retorno”: este es el mayor obstáculo para una paz duradera en la región.
Este libro nos refleja la crisis que se vive en esta parte del mundo y que, desafortunadamente, seguiremos atestiguando bombardeos sobre la Franja y que alimenta el futuro incierto de ambas naciones. La generación de Moshe Dayan, jefe de las fuerzas armadas israelitas en 1965, predijo la violencia y el desacuerdo que marcaría el destino de esta zona.
“Somos una generación que se asienta en la tierra pero sin el casco de hierro y el cañón de fuego no podremos plantar un árbol o construir una casa”
Al final, la paz será su recompensa, no perdamos la esperanza de encontrarla.