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Una placentera reparación

El sueño es motivo de fantasía en cuentos infantiles, historias de terror, viajes a otros mundos, a veces hasta resolvemos problemas después de un sueño.

En ocasiones el sueño intenso nos incomoda en particular si estamos en el trabajo o realizando algo que nos atrae, en ambos casos no dormimos, al margen de no poder concentrarnos.

El acto de dormir es un fenómeno fascinante, estudios recientes permiten comprender mejor los mecanismos fisiológicos y el sustrato neuroanatómico que lo produce.

La noticia es que dormir es vital para la salud y el aprendizaje, con énfasis para la población joven, aunque por múltiples motivos a cualquier edad y en aras del tiempo sacrificamos dos necesidades básicas: comer y dormir. Si bien ambas funciones son vitales muchas personas eligen DORMIR.

Quizá podamos aguantar el hambre, pero el sueño nos vence, los estudios muestran que el dormir restablece el organismo, se conserva la energía, incide en la activación inmunológica, así como la regulación metabólica y en el aprendizaje y memoria lo que puede conducir a ideas creativas, por este motivo después de un buen periodo de descanso nos sentimos en una mejor condición.

El sueño es un proceso con diferentes fases de acuerdo a la Academia Americana de Medicina del Sueño (2007).

El Sueño No MOR inicia con La Fase N1 con un sueño ligero y una sensación de caída, la actividad muscular disminuye paulatinamente, cubriéndose otras fases hasta llegar a la N4 que es un sueño más profundo con movimientos oculares lentos.

Otra etapa es el Sueño MOR con la fase R en donde se presentan movimientos oculares rápidos y se producen las ensoñaciones o sueños y, si despertamos en esta fase, los recordamos. Este ciclo se presenta de 4 a 6 veces mientras dormimos, según reporta la Revista de la Facultad de Medicina de la UNAM (2013).

Casi la tercera parte de nuestra vida, la pasamos durmiendo, como ejemplo 26 años dormimos si se viven 80.

Actualmente los malos hábitos como el consumo de sustancias, fumar, uso nocturno de dispositivos electrónicos, además de considerar al sueño una pérdida de tiempo, ha llevado particularmente a la población joven a disminuir estos necesarios periodos de recuperación de la salud física y mental que incluso previenen enfermedades crónicas. El regreso a las actividades presenciales demandará un tiempo que por nuestra salud, no sea a costa del sueño o los alimentos.

Dra. Arlette López Trujillo

Facultad de Estudios Superiores Iztacala UNAM


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