Sobrevive un espacio natural en medio de zonas urbanas e industriales, con alto impacto ambiental y con la presión de los asentamientos humanos que circundan los 75 kilómetros de su perímetro, se encuentra al norte de la zona metropolitana del Valle de México y contra viento y marea, es hogar de una biodiversidad importante y representativa, también mejora la calidad del aire, posibilita la recarga del acuífero y además de los beneficios ambiéntales es un espacio de esparcimiento y aprendizaje para la zona metropolitana.
Para quienes la ven a la distancia la identifican como “los cerros”, pero el acercarse a este lugar y valorar su presencia la percepción cambia.
Esta importante “Isla ecológica” con una superficie de 633.69 hectáreas se conoce como Sierra de Guadalupe en honor a la Virgen de Guadalupe.
Forma parte de cuatro municipios del Estado de México: Coacalco, Ecatepec, Tlalnepantla y Tultitlan y de la Alcaldía Gustavo A. Madero de Ciudad de México.
En el cerro del Tepeyac, ubicado en esta sierra, existía un santuario prehispánico dedicado a la diosa Tonantzin que durante el año 1525 convirtieron los evangelizadores en una ermita católica dedicada a la Virgen María. Lo demás es historia.
La Sierra de Guadalupe fue observatorio astronómico, con una primera referencia de su presencia en los trabajos cartográficos del siglo XVII y en el primer mapa de la zona en 1867.
La Sierra es referencia de la crisis ambiental y la gran ignorancia que sobre el manejo y cuidado de los recursos naturales hemos tenido a lo largo de muchos años, baste observar los óleos que sobre el Valle de México José María Velasco realizó desde este lugar, para constatar el deterioro que a partir del siglo XX por el impacto del desarrollo urbano y falta de planeación, afectó fuertemente a la Sierra y, a pesar de este embate, a la fecha aún subsisten 313 especies de flora, 148 de fauna, entre ellas el camaleón de montaña, ranas, lagartijas, culebras, aves como el tecolote, colibrí, gorriones, mirlo aves migratorias, entre muchas otras que con sus cantos alegran el lugar.
La sierra fue declarada Área Natural Protegida en 1976, pero requerimos conocerla, comprender su importancia y salvaguardar su presencia. Ya acabamos con el agua que brindaba el complejo lacustre Zumpango-Xochimilco, no transformemos esta isla ecológica del norte de la zona metropolitana en plancha de asfalto.
Arlette López Trujillo
FES Iztacala, UNAM