Este 11 de febrero se dedica a partir del 2011 y a propuesta de la ONU a una importante celebración: el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
Es innegable que incursionar en la ciencia es muy necesario en esta época que se destaca por los avances científicos, tecnológicos y la promoción del trabajo multi e interdisciplinario para resolver los problemas emergentes que la sociedad enfrenta.
Es también una realidad que para un futuro con mayor bienestar y progreso se requiere la participación de la comunidad informada creativa, igualitaria y propositiva.
Este interés nos convoca a enmendar errores y cambiar actitudes que tradicionalmente han limitado la expresión intelectual de las niñas y mujeres, acotadas y poco reconocidas para su formación y desempeño en un área tan fundamental como lo es la ciencia.
Seguramente como cualquier infante, las niñas se maravillaron al observar el entorno natural que les rodeaba, pero no pudieron trascender esa curiosidad al ámbito de la investigación científica que les permitiera encontrar una respuesta al fenómeno que les admiraba.
Los motivos son diversos, en principio el acceso a la educación ha sido muy limitado a lo largo de la historia, conocemos que los aprendizajes de las mujeres se orientaron a las labores del hogar y la crianza de los hijos, En el siglo XVII Fray Luis de León decía que a la mujer “la naturaleza no la hizo para los estudios de la ciencia ni para los negocios de dificultades”. Así que para no meterse en problemas lo mejor era no estudiar y menos ciencia.
Las mujeres que incursionaron en el mundo de ciencia desde sus diferentes espacios pasaron por ser brujas, hechiceras, o ayudantes, en el mejor de los casos.
En la Historia de la Ciencia se identifica la referencia de destacados científicos hombres y las escasas mujeres. Actualmente los cargos de mayor responsabilidad difícilmente lo ocupan las mujeres, quizá lo explica el “efecto Matilda” acuñado en 1993 por la Historiadora Margaret W. Rossiter que así refiere a la tendencia a menospreciar el trabajo de las mujeres en favor de los hombres.
Las niñas y mujeres para alcanzar lo que deseen, requieren respeto, un cambio social de los estereotipos de género y normas sociales que impidan oportunidades académicas y profesionales y reconocimiento a la capacidad intelectual femenina brindando siempre las mismas oportunidades.
Arlette lópez TrujilloFacultad de Estudios Superiores Iztacala UNAM