Cuando escuchamos la palabra Biodiversidad, en buena medida la vinculamos a un catálogo de organismos que pueden realizar diversas funciones de beneficio para los humanos, ya sea utilizándolos para la alimentación, la salud como medicamentos, para la belleza, e incluso como trofeo o formando parte de la estética de un espacio urbano o particular.
Sin embargo, poco se considera que la biodiversidad es la red que sostienen la vida en el planeta gracias a su diversa presencia y a la interacción que existe entre los mismos seres vivos.
Es cada vez más claro que la relación histórica entre los seres humanos y el ambiente es en muchos casos la causa de múltiples problemas ambientales que nos aquejan entre ellos el calentamiento global la disminución de la capa de ozono, la destrucción de los ecosistemas, y consecuentemente la pérdida de la indispensable biodiversidad.
Ante este escenario la UNESCO convoca este próximo 22 de mayo a conmemorar el Día Internacional de la Biodiversidad para realizar acciones a reconstruirla, e invertir tiempo y recursos en este proceso
Pero cabe preguntarse ¿será posible esta reconstrucción? o mejor preguntemos, ¿qué necesitamos hacer para que suceda?
Se menciona con frecuencia que “Se ama lo que se conoce” en este sentido realmente ¿conocemos la biodiversidad de tal manera que podamos modificar nuestros hábitos de consumo y nuestra actitud hacia el tema ambiental?
Es este el momento para considerar un nuevo Paradigma Ambiental que considere pasar de la información descriptiva de la biodiversidad, a las creencias más positivas, al desarrollo de actitudes y a la consolidación de valores que guíen la acción y relación del individuo con el ambiente y la biodiversidad que le rodea ya sea en espacios urbanos o rurales.
Educar en la conciencia, en el conocimiento crítico y reflexivo de la realidad, en el respeto al hábitat, es un reto que requerimos enfrentar y que su mejor campo de acción esta en las mentes jóvenes que serán quienes enfrenten en el futuro las consecuencias del deterioro ambiental que seguimos construyendo.
Los temas ambientales despiertan interés en las jóvenes generaciones, es el momento de promover hábitos y conductas saludables que además de redituar en lo personal lo hagan en el sentido de que es posible vivir en armonía con el planeta y con la convicción de que la biodiversidad es el sustento de un futuro sostenible.