Es cada vez más frecuente la compañía de una mascota en las familias mexicanas, hecho que se incrementó en la pandemia y de acuerdo a datos del INEGI, de cada 100 hogares 57 tienen al menos una mascota, preferentemente perros y gatos, aunque estos últimos en menos proporción.
La preferencia por la compañía animal, remite a datos que identifican un efecto en el núcleo familiar ya que las mascotas resultan ser los actuales sustitutos de un hijo humano, convirtiéndose en prerrhijos o gathijos.
Según los expertos, entre ellos la antropóloga social Shelly Volsche de la Universidad de Nevada, esta conducta responde a la necesidad humana de compañía y de justificación social por cuidar y atender a alguien, circunstancia que las mascotas resuelven en alguna medida, sin dejar de lado la consideración del aspecto económico,del tiempo que la crianza de un niño demanda en relación al de una mascota siendo argumentos para esta preferencia.
Enfrentamos en consecuencia un indicador de la transformación social que vivimos identificando entre otrosaspectos el sentimiento de soledad que las mascotas con su presencia disminuyen.
Aunque uno de las aseveraciones que escuchamos es que los animales son incondicionales y no piden nada a cambio, no es así, pues ellos como cualquier ser vivo tienen necesidades específicas y la excesiva humanización que hacemos de ellos los condiciona a una vida cada vez más ajena a su condición animal natural.
En este contexto cabe mencionar que el próximo día 4 de octubre se celebra el Día Mundial de los Animales el que se instituyó en el año 1929 por la Organización Mundial de Protección Animal, con la finalidad de buscar soluciones para las especies en peligro de extinción.
Este día coincide con el festejo patronal de un ambientalista y amoroso protector de los animales que fue San Francisco de Asís (1182-1226) quien promovió con su ejemplo el respeto a sus derechos en una época que no era tema de preocupación. Sin embargo actualmente es fundamental despertar la conciencia sobre la impactante transformación que hacemos a las áreas naturales que destruyen el hábitat de miles de especies que son como decía San Francisco “nuestros hermanos menores”
Si consideramos que el bienestar en la tierra está conectado al de todos los animales, no se trata de humanizarlos, sino respetar los derechos animales como se deben respetar los derechos humanos.
Arlette LópezFacultad de Estudios Superiores Iztacala UNAM