Las fotografías de Bob Schalkwijk sobre la sierra Tarahumara y sus habitantes, los raramuris, están hechas con el alma. Por más de medio siglo el artista holandés ha vivido emocionalmente en la tierra de las cañadas, las cascadas, los pinos, las nubes y las personas que tienen alas en los pies; ha retratado una y otra vez los ojos y los espíritus de los niños, los danzantes, los labriegos, también de sus cuevas-casas desde donde los seres que guardan el secreto del DNA americano, resisten a la modernidad y se aferran a sus raíces.
35 momentos impresionantes seleccionados entre más de 8,000 tomas de Schalkwijk en una tierra mágica que atrapa a los visitantes y les recuerda que esos bosques, ríos y caminos vienen del principio del mundo y se conservan casi de milagro en un mundo deshumanizado que el arrasa con todo. El mundo del fotógrafo es pre apocalíptico, todavía ideal, paradisiaco, donde las miradas y los juegos de los niños son de película y representan al universo en equilibrio.
Las niñas que cuidan de Potro al borde del abismo, la señora de la tercera edad que continúa trabajando, la persona cubierta por una enorme y agradable frazada de lana, la familia en la pradera rodeada de perros amistosos, la cueva en medio de la nada, de la montaña sagrada…
Aún estoy conmovido por esta magnífica exposición que el Museo Nacional de Culturas Populares prestó al Museo de Artesanías Regional de la ULSA Laguna, muestra que se complementa con arte popular y cuentos tarahumaras sobre el origen de la nieve, los perros que guían el alma de las personas al cielo y de las cañadas de las barrancas de Urique en un solo espacio, sencillo, humilde en su concepto y que ha sorprendido a todos una y otra vez durante casi un año.
La experiencia se completó al descubrir a los hermanos tarahumaras viéndose en las fotografías, al escuchar a las representantes de asociaciones amigas de los rararmuris, al acudir a la gran mesa de artesanías que llevaron mujeres tarahumaras para su venta y como broche de oro: la certeza de que el mundo raramuris está –aún-vivo.