En la década de los 70 con el boom del automóvil, que se asoció económicamente a una sociedad más desarrollada, el coche invadió las ciudades.
Desde entonces, la planeación de la movilidad urbana se ha planteado para favorecer la circulación de los vehículos motorizados, pero ahora se está dando un giro para disminuir el impacto de ese sistema de movilidad.
Cada día se toma más conciencia del impacto que provoca la movilidad en el medio ambiente, una de ellas ha sido darle la vuelta a la escala de prioridades en la configuración de los espacios públicos urbanos y en las políticas de movilidad.
La “Pirámide de Movilidad Urbana” es una gráfica en forma de pirámide invertida que nos muestra la preferencia vial que tienen todos los medios de transporte que circulan en una urbe.
Tiene cinco peldaños y en cada uno se ubica un medio de transporte, en orden de más a menos prioritario.
Es una iniciativa impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos mundiales que en la cima colocan a los peatones y ciclistas, seguidos por el transporte público, el transporte de carga, el auto compartido y, finalmente, el transporte privado.
Esta jerarquía promueve la sostenibilidad, la equidad social y la eficiencia energética, priorizando a las personas que se mueven en modos más saludables y menos contaminantes.
La pirámide plantea revertir esta situación analizando quién es más vulnerable, quién menos eficiente y quién el más costoso para la sociedad a la hora de transportarse.
Con los nuevos conceptos de eficiencia energética, vehículos no contaminantes, vulnerabilidad, novedades en la movilidad, siniestralidad y calidad de vida urbana, la jerarquía ha cambiado sustancialmente, podemos decir que arriba de todo está el peatón.
Las razones son obvias, caminando es como más se desplazan los ciudadanos y, además, es el más vulnerable.
Por eso, uno de los objetivos de la movilidad de todas las ciudades se debe centrar en la seguridad de las personas como peatones.
Esta jerarquía fue adoptada por el Manual de Diseño Vial para Ciudades Mexicanas publicado en 2019 por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.
En la Ibero Torreón hemos asumido este reto mundial, por ejemplo, con el proyecto de auto compartido denominado “Carpool Ibero TRC”, o el proyecto especial de “raides” o “aventones”, para fomentar que la comunidad universitaria usemos la opción de “aventones” para quienes van al mismo destino, o al menos por el mismo rumbo, todo esto de manera ordenada, segura y digna.
Participar en iniciativas como ésta es una forma de contribuir a reducir el tráfico vehicular en la zona y en general en la ciudad; y que desde la Universidad pongamos nuestro esfuerzo para mejorar las condiciones de vida y hacer frente a las externalidades del uso del coche particular y que abone a una movilidad más sustentable.