En 1982, recuerdo haber ido al cine para ver una película que me llamó mucho la atención. El filme es Missing, Desaparecido le pusieron en español, protagonizada por Jack Lemmon y Sissy Spacek y narra los hechos posteriores al golpe de estado de Augusto Pinochet en 1973.
Ambos protagonistas buscan a un ciudadano estadounidense que desaparece tras los operativos ejecutados por los militares que derrocaron al gobierno de Salvador Allende.
Lo que me impactó de la película es que fue filmada en la Ciudad de México y muchas de sus tomas muestran lugares conocidos de la capital del país. Entonces recuerdo a los soldados recorrer la avenida Álvaro Obregón, uno de ellos a caballo. O también se recrean las prisiones en que metieron a los opositores al golpe y para ello utilizaron los túneles de la Plaza México y el Estadio de la Ciudad de los Deportes, hoy Azul.
En aquellos años era impensable ver a los soldados recorrer la Ciudad de México, pero las cosas han cambiado totalmente. Hoy ya no es una estampa nada extraña ver convoyes militares en las principales ciudades del país, pero en labores de vigilancia ante el avance del hampa.
El gobierno de Felipe Calderón los envió a las calles para combatir a los grupos de la delincuencia organizada, Enrique Peña Nieto los mantuvo ante los niveles de violencia que no se detenían y hoy, a pesar de la política de “abrazos, no balazos” los quieren dejar en ellas hasta 2028.
La intención era auxiliar, no sustituir a las policías, sin embargo se ha mantenido ese juego de recortar presupuestos para fortalecer a las corporaciones municipales, lo que pone a los municipios en la indefensión.
A Guanajuato cada vez llegan más elementos del Ejército y de la Guardia Nacional, pero no inhiben las acciones criminales como la masacre que se efectuó en Irapuato en el fin de semana. ¿Y las policías municipales?, pues no tienen el poder de enfrentar a los criminales.
Pero eso sí, el Ejército continúa acaparando poder, con la aprobación de que la Guardia Nacional pase a su control, que los militares sigan en las calles, el marco legal para operar y no hablamos de todas las concesiones que les han hecho desde el gobierno de la 4T.
Por eso preocupa mucho cuando el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, se da el lujo de posponer la reunión para hablar del hackeo que aceptó tener en su propia oficina con los diputados. Esa junta que le habían solicitado para comparecer en el Congreso, a lo que se negó previamente. ¡Otro día con más calmita!