Seis largos años de inacción tenían que dejar una huella profunda en diferentes rubros. El no hacer nada deja una factura que alguien tiene que pagar y, por supuesto, no serán los responsables quienes paguen. La cuenta corre a cargo de los gobernados.
Seis años pasaron sin que el gobierno hiciera el menor esfuerzo por detener el avance del crimen organizado en diferentes zonas del país. Seis años de la “estrategia” ya muy conocida de “abrazos, no balazos” de la inspirada mente del ex presidente Andrés Manuel López Obrador.
La cuenta es tan larga que ahora le explota en las manos a la presidenta Claudia Sheinbaum, quien se dedica a denunciar una campaña negra de golpeteo contra su administración y contra la 4T, ah y también contra el líder moral del movimiento: AMLO.
“Ya déjenlo en paz”, fueron las palabras de Sheinbaum en la conferencia mañanera para defender a quien le encargó el bastón de mando, como relevo de la forma de gobernar, en la que todo lo malo que ocurre en el país es por culpa de otros ex presidentes, gobernadores, presidentes municipales del PRI y del PAN, aunque todos ellos a los que criticaban ahora estén en Morena.
El rancho de Teuchitlán, Jalisco, presunto campo de exterminio y entrenamiento del CJNG tomó a toda la 4T por sorpresa y reaccionaron como lo saben hacer. Todos, Noroña, Monreal, etc., a desmentir que haya restos humanos en ese lugar.
Y hasta apareció una presunta célula del CJNG para reclamar a las madres buscadoras que los quieran incriminar por lo que en ese rancho pasaba. Alineándose con la postura de Presidencia, curiosamente.
La violencia no se detiene en diferentes áreas del país y Guanajuato no es la excepción. El asesinato de ocho jóvenes en Salamanca vuelve a hacer temblar la lucha contra el crimen y la coordinación entre fuerzas estatales y federales. Además del homicidio de varios elementos policiales en diferentes hechos.
La desesperanza recorre el estado y el país, mientras que desde el Palacio Nacional luchan contra los medios de comunicación que señalan la violencia que se vive. Ni para dónde hacerse. Lo cierto es que todo lo que nos ha tocado ver es imperdonable.
