Seamos sinceros: este asunto de la democracia se ha convertido en algo tóxico, que apesta, que molesta, que divide.
Por favor no me malinterprete, no estoy hablando mal de las elecciones ni estoy clamando por una dictadura. No, no y mil veces no.
Lo que pasa es que de unos sexenios a la fecha esto se ha vuelto más predecible que las telenovelas:
Allá vamos todos a votar, llega la noche ¿y qué sucede?
Que todos se declaran vencedores, que todos los partidos comienzan a luchar por ver quién engaña mejor y a la mañana siguiente todo es odio, irregularidades y mil cosas peores.
Obvio, los medios y las redes gimen de placer. ¿Puede haber mejor negocio que el rencor de alguien que no acepta su derrota?
¿Por qué le estoy diciendo esto? Porque con esto de la revocación de mandato yo espero una Semana Santa satánica.
¿Qué cree usted que vayan a hacer los enemigos de AMLO después de este ejercicio democrático? Definitivamente no se van a poner a aplaudir de pie.
¿Qué van a decir? ¿Con qué nos van a salir? ¿Qué van a poner sobre la mesa para arruinarle la fiesta a la Cuarta Transformación y tratar de convertir esto en el fracaso del año?
Muero de curiosidad, pero espérese porque apenas estoy comenzando.
¿Qué va a decir Andrés Manuel López Obrador? Más allá de que será inevitable verlo participando en una casilla como si se tratara de una elección y que eso generará cualquier cantidad de reacciones, quiero saber si se va a aguantar la ganas de realizar una primera declaración nocturna.
Y si no, quiero ver sus comentarios en “La mañanera”. ¿Qué cara va a tener? ¿Qué frases célebres se va a aventar? ¿Cómo le va a hacer para contagiar al pueblo de México de una sensación de éxito y, al mismo tiempo, para terminar de aniquilar a la oposición?
Sí va a estar “buenísimo” porque diga lo que diga, haga lo que haga, a los cinco segundos habrá memes, “hates”, “likes”, elogios, críticas y una auténtica avalancha de emociones.
Sí va a ser muy diferente a lo que normalmente sucede en cualquier elección y aquí también va a ser interesantísimo lo que diga el Instituto Nacional Electoral.
¿Se atreverá a anular el evento? ¿Será capaz de cancelar los resultados?
Me queda claro que en contraste con otros ejercicios, incluso de las polémicas consultas de la Cuarta Transformación, en esta fiesta el INE viene arrastrando un coraje que indiscutiblemente se va a traducir en críticas, ataques y señalamientos.
¿O qué, genuinamente usted espera que la autoridad electoral celebre la revocación de mandato y felicite al presidente por haberla realizado después de tantísimos enfrentamientos?
¡Pues claro que no! Y la suma de oposición más el Instituto Nacional Electoral va a generar respuestas épicas.
Nada qué ver con esos momentos de gloria en donde las cabezas de esta institución salen anunciar que todo fue un éxito.
Nada qué ver con ese punto en donde nos piden esperar un poco más hasta tener la totalidad de los resultados mientras las encuestas de los medios y los partidos se adelantan a festejar.
¿Ahora entiende lo que va a pasar aquí? Es predecible, pero no. Y pase lo que pase, lo que usted y yo vamos a ver en las próximas horas va a ser el principio de algo nuevo, diferente, mayor. ¡Qué miedo! ¿A poco no?
Por: Álvaro Cueva