Estoy profundamente escandalizado con el patético seudodebate entre las candidatas a la gobernatura del Estado de México que algunas personas padecimos la noche del jueves 20 de abril.
Pero vámonos por partes para que la cosa quede clara:
Morena manda. La presencia y el poder de Morena en México es algo que jamás se había visto porque, a diferencia de los sexenios dominados por el PRI, esto viene del pueblo, no de los cuestionables mecanismos democráticos del pasado.
El Estado de México es un punto particularmente sensible y valioso para la política nacional por su posición estratégica al lado de la capital del país y porque ahí la presencia del PRI ha sido algo monumental.
Si el PRI pierde el Estado de México, AMLO, Morena y sus aliados van a estar del otro lado cielo. Habrán aniquilado eso que el PAN no pudo ni tocar. Habrán hecho una Cuarta Transformación de verdad.
El jueves pasado, como parte de las actividades que obligatoriamente se tienen que hacer antes de cada elección, se organizó el primero de dos debate entre las candidatas a la gobernatura del Estado de México.
¿Y qué fue lo que vimos? Un intercambio de discursos y de insultos peor de falsos que los de los “talk shows”.
Fue lamentable escuchar a Alejandra del Moral Vela, de la coalición Va Por México (PAN, PRI y PRD) y a Delfina Gómez Álvarez de la coalición Juntos Hacemos Historia (Morena, PR y PVEM).
No tengo nada ni a favor ni en contra de ninguna de las dos, pero… tantita vergüenza, ¿no?
Su nivel de oratoria fue de muy mala calidad. No dijeron nada nuevo, relevante, útil.
No se necesita tener doctorado en comunicación para detectar que estaban siguiendo un guion tan mal escrito que carecía del más elemental sentido de la estructura.
Hasta los insultos se sentían forzados, puestos ahí sin entusiasmo, al “ahí se va”. Aquello fue una desgracia.
¿Por qué? Porque son mujeres.
Ver un primer debate político entre puras mujeres candidatas a la gobernatura de un estado y verlo tan chafa, manda un mensaje que deja muy mal paradas a todas las mujeres.
Porque, por supuesto, la unión del PRI, del PAN y del PRD, si hubiera tenido un candidato hombre, hubiera subido ahí a un “boxeador” político, a un macho tremendo que hubiera aniquilado a la izquierda.
E igual, la unión de Morena, el PT y el PVEM, si hubiera tenido un candidato hombre, lo hubiera subido a “matar” con una rabia argumental fuera de serie.
Pero como son mujeres, ni sus partidos las apoyaron. ¡Qué vergüenza tener que hacer un comentario tan políticamente incorrecto!
Le ofrezco una muy sincera disculpa a quien se sienta ofendida u ofendido por esto. Yo estoy del lado de las mujeres. Pero tengo que señalar esto porque ésa fue la percepción que se generó en ese evento y percepción es realidad.
Vamos a decirnos la verdad: ni la señora Alejandra ni la señora Delfina se prepararon. Y no lo hicieron porque no les importó. Ellas fueron a ese evento porque tenían que ir. No porque les interesara.
Y como si hubieran ido a cualquier mitin, les pidieron a sus equipos que les escribieran todo y se concretaron a leer.
No se vale echarle la culpa a la moderadora. Cuando los candidatos tienen con qué, hasta los peores moderadores terminan temblando.
¡Qué rápido se les olvidaron, a los críticos y a las audiencias, las moderaciones de otros debates! Esto salió mal porque nadie quiso que saliera bien. ¡Reconózcanlo!
¿Cuál es la nota? Que todos salimos perdiendo.
Le explico: estos debates se hacen para que la ciudadanía pueda tomar una decisión más estudiada a la hora de emitir su voto.
Nadie se informó, ahí, de algo que no se hubiera dicho antes, de algo que le sirviera para votar mejor.
Al contrario, después de ver aquello estoy convencido de que hay más dudas que al principio, de que ahora tenemos personas que piensan que ninguna de las dos opciones vale la pena. ¡Qué miedo!
¿Qué es lo que va a pasar aquí? Que si nadie toma cartas en el asunto de los debates electorales, al rato comenzarán las presiones para que los reduzcan o los eliminen.
Si tantísimas instancias están en contra de los institutos electorales, ¿cuánto cree que falte para que se pida acabar con los debates?
Son eventos que cuestan, que se ven poco, que no les importan a los partidos, que no les interesan a los candidatos. ¿Y de qué están sirviendo?
¿Ahora entiende por qué le digo que estoy profundamente escandalizado? Ésta es la nota. Una raya más al tigre de los institutos electorales. Una raya más al tigre de la democracia. ¿O usted qué opina?