Maravillosa, la continuación de la telenovela Rebelde que Netflix nos regaló el Día de Reyes es la cosa más maravillosa que he visto en años.
¿Por qué? Porque demuestra la supremacía de la telenovela latinoamericana a nivel mundial, porque le da perfecta continuidad a lo que Pedro Damián y Cris Morena hicieron en su momento, porque está excelentemente bien hecha y porque coloca a Netflix como eje rector de todas las televisoras y casas productoras de nuestra región.
¿Qué significa eso de la supremacía? Le guste a quien le guste o le moleste a quien le moleste, América Latina es la cuna de la única y auténtica telenovela que existe en este planeta.
Contrariamente a lo que un puñado de empresas nos han querido vender, la telenovela está más viva que nunca.
Lo que pasa es que desde hace mucho que nadie se había preocupado por hacerla bien, a lo grande, con dinero, planeando cada detalle ni pensando en las audiencias hasta que llegó Netflix con este proyecto.
Rebelde no le pide nada a las mejores producciones de Estados Unidos, Asia o Europa, y hasta les gana.
Es mejor que muchas de las más caras series juveniles que existen en el mercado y no deja de ser nuestra, de reflejar nuestros valores, de representarnos con dignidad.
¿Qué le trato de decir con lo de la perfecta continuidad? Que Rebelde no cometió el error ni de aniquilar ni de sustituir ninguno de sus antecedentes. Ninguno.
Es una continuación que homenajea constantemente lo que muchos vimos a través de guiños en la historia, en los personajes, en el reparto y hasta en el vestuario.
¿Pero sabe qué es lo más sensacional? Que, sin faltarle al respeto a los conceptos anteriores, continúa creando en vertientes que van de lo digital a la inclusión. ¡La amo!
¿Cómo es posible que me atreva a afirmar que está excelentemente bien hecha?
Porque es cierto. Rebelde es un monumento de producción que involucra hasta a Televisa.
No sé qué me impresiona más, si el talento de los actores, el nivel de la dirección musical, el trabajo de realización en tiempos de covid-19 o la presencia de productos integrados de marcas como Coca-Cola.
Yo necesitaría como cuatro columnas más para irme actor por actor, canción por canción y aportación por aportación.
Esto es lo que la telenovela latinoamericana necesitaba para despertar, para volver a la posición de oro que le corresponde a nivel internacional y para cautivar a las nuevas generaciones.
No hay manera de ver esto y de no involucrarse, de no identificarse y de no querer ver más, más y más. Nada volverá a ser lo mismo después de Rebelde.
¿Cuál es la nota? Como le dije al principio de esta columna: Netflix.
En buena onda, necesitábamos que viniera alguien de fuera para integrarnos como región en esto que culturalmente es tan importante para Latinoamérica.
Qué bueno que una corporación con el poder, la visión y el prestigio de Netflix lo pudo conseguir.
Sí necesitábamos este empujón y Netflix necesitaba de nosotros para convertirse en lo que se va a convertir muy pronto gracias a esto. De mí se acuerda.
Por lo que más quiera, luche por ver Rebelde de principio a fin y espere lo nuevo de Netflix en materia de telenovelas porque algo me dice que esto apenas comienza. ¿A poco no?