
Si no tienes historia, no generas nostalgia. Si no generas nostalgia, no existes en el negocio del entretenimiento hoy.
Por eso felicito públicamente a Netflix por el cañonazo global de “Beverly Hills Cop: Axel F.”
Quiero que entienda la genialidad de esta plataforma: si alguien es joven aquí es Netflix. Sus raíces son muy cortas.
Lo más viejo que sus cabezas pueden presumir es “House of Cards” y, como todos sabemos, no es algo que las multitudes estén dispuestas a recordar.
¿Entonces qué es lo que hacen para estar en tendencia? Se apropian de la historia de otros, crean un nuevo contenido y el resultado es un éxito internacional como el que le acabo de mencionar.
“Beverly Hills Cop” es una película de 1984. Del mismo año de “Ghostbusters”. Saque cuentas. Son demasiados años.
Es un filme tan viejo que, como en aquellos tiempos no teníamos globalización y las leyes eran otras, estamos hablando de una cinta que tuvo diferentes nombres en español dependiendo del país en donde se estuviera distribuyendo.
El caso es que quienes tuvimos el privilegio de vivir ese fenómeno, recordamos ese título con emoción. ¿Pero qué pasa con las nuevas generaciones?
Algo muy interesante: están descubriendo cosas, están entendiendo el origen de algunas cuestiones, están conectando de una manera diferente.
Es como lo que les pasa con los “vinilos”, pero en cine (y televisión).
Y lo más maravilloso es que se trata de propuestas tan distintas a lo que se está produciendo en la actualidad que pasan por encima de los filtros de lo políticamente correcto.
Algo parecido acaba de ocurrir en el canal TLNovelas. El sábado pasado, a las 21:00, se reestrenó “Tú o nadie”, una obra maestra de don Ernesto Alonso, de 1985, pero completamente restaurada para que pueda ser gozada, en su real magnitud, por las audiencias de 2024.
¿Qué fue lo que hicieron los ejecutivos de ese canal de televisión de paga? Algo tan sabio como lo de Netflix.
Como aquí no se trata de una secuela a cuatro décadas de distancia sino de una especie de retransmisión, decidieron ofrecer un extra: una experiencia nostálgica.
Iniciaron el maratón repitiendo la entrevista que Guillermo Ochoa le hizo a los protagonistas de este melodrama seriado en “Hoy mismo”.
El chisme se puso buenísimo porque se pusieron como lazo de marrano a José Luis Rodríguez “El Puma”. ¡Imagínese! Para que luego no nos anden inventando que los programas y las secciones de chismes se crearon en los años 90.
Por si esto no fuera suficiente, en cuanto acabó ese video, apareció la mismísima Lucía Méndez dándole la bienvenida al público a ésta, una de sus mejores telenovelas.
Así como fue bonito ver a Eddy Murphy brillando en Netflix tantos años después, fue glorioso ver a Lucía Méndez, más reina que nunca, en TLNovelas. Y ni le cuento lo que fue volver a gozar aquello remasterizado.
¡Cuántos recuerdos! Y en el caso de los jóvenes, ¡cuántos descubrimientos!
Aquí hay mucho por reflexionar pero, sobre todo, mucho por hacer.
Si no tienes historia, no generas nostalgia. Si no generas nostalgia, no existes en el negocio del entretenimiento hoy. Las grandes corporaciones como Netflix y TelevisaUnivision lo están entendiendo muy bien.
Por eso hoy lunes 8 de julio se estrena “Simplemente María” de 1989, de Valentín Pimstein, con Victoria Ruffo, por primera vez restaurada, en TLNovelas (10:35 y 16:55 horas).
Por eso el 18 de julio llega la primera parte de lo último de “Cobra Kai” (nuestro amado “Karate Kid”) a Netflix.
Y ni hablemos de otras esperadísimas propuestas nostálgicas que vienen por ahí como “Betty la fea, la historia continúa” porque entonces sí no acabamos nunca.
Qué irónico que en estos tiempos de altísima creatividad, tecnología y posibilidades, lo que la gente quiera ver y oír sea lo viejo, lo eterno, lo que sabemos que no nos va a fallar.
Qué irónico que hoy, cuando los estudios dominan tanto la materia como para arriesgarse y crear los más grandes clásicos del futuro, la respuesta sea ir a lo seguro, ir a la nostalgia. ¿O usted qué opina?