Espectáculos

'Las muertas' de Netflix

No hay plazo que no se cumpla y hoy, por fin, se va a estrenar “Las muertas” en Netflix. Va a ser un cañonazo global. Se lo juro.

¿Por qué? Porque tiene la dosis exacta de todo lo que le gusta a las audiencias internacionales hoy más el cliché de las desapariciones forzadas en México.

¿Por qué las audiencias mexicanas, tan sensibles, no se sienten ofendidas? ¿Por qué nadie le tira “hate” a esta miniserie de seis capítulos?

Porque en este caso muy específico estamos hablando de un evento cultural, de una obra maestra de la literatura nacional, de la visión de un genio del cine mexicano.

Le explico: Jorge Ibargüengoitia es uno de nuestros escritores más brillantes del siglo XX. Tenía un sentido del humor muy parecido al de Carlos Monsiváis.

¿De qué escribía el maestro Ibargüengoitia? Del absurdo mexicano. De esas cosas que aquí son muy normales pero que ante los ojos de las audiencias de otros países son irreales.

A don Jorge se le ocurrió, en los años 70, escribir una novela sobre un famoso caso de nota roja, el de Las Poquianchis, una familia que, palabras más, palabras menos, desaparecía mujeres.

Imagínese usted la fusión de esto con el humor de Ibargüengoitia. El resultado es una novela imperdible titulada “Las muertas”. Planeta la acaba de reeditar con la portada de la miniserie bajo el sello Joaquín Mortiz.

Da a casualidad que hace muy poco, esta novela se convirtió en un cañonazo mundial porque salió una versión en inglés (“The Dead Girls”).

¡Pero qué cree! Con prólogo de Colm Tóibín, un prodigioso escritor irlandés que catapultó aquello y puso a Ibargüengoitia en el radar de plataformas como Netflix.

Pero espérese, se pone mejor. En México tenemos a un inmenso cineasta llamado Luis Estrada cuyo cine se caracteriza por ser, precisamente, como la literatura de Ibargüengoitia: crítico, divertido, político, social, implacable.

Ni caso tiene que le diga que hay una influencia de Jorge Ibargüengoitia tan grande en las películas del maestro Estrada que hasta hizo un filme titulado como su colección de cuentos: “La ley de Herodes”.

El mismo don Luis se la ha pasado declarando que desde siempre había soñado con filmar “Las muertas”. El resultado, más allá de cualquier antecedente, es una obra maestra.

Navegar por los episodios de esta miniserie es sentir todo el peso de las letras de Jorge Ibargüengoitia, pero también el del cine de Luis Estrada.

Netflix se voló la barda como no lo hubiera hecho ninguna otra compañía. Usted, de seguro, también se la ha pasado leyendo toda la parte dura, todo lo que tiene que ver con información, con datos.

La inversión es alucinante. Las cifras van más allá de lo que cualquier otra compañía hubiera invertido en nuestro país. “Las muertas” es un gran acto de amor, otro gran acto de amor, de Netflix para la cultura mexicana.

¿Qué le puedo decir yo en mi calidad de crítico profesional? ¿“Las muertas” está buena?

Por supuesto que no. “Las muertas” no está buena. Está maravillosa. Si Jorge Ibargüengoitia viviera, correría a felicitar a los guionistas Luis Estrada, Jaime Sampietro y Rodrigo Santos por la adaptación.

El hecho de que sea miniserie y no película permite gozar más el texto, profundizar en las situaciones, darle más brillo a los personajes.

Todos, absolutamente todos los valores de producción, están perfectos.

Sé que mucha gente elogiará el vestuario, las caracterizaciones, la fotografía. Es obvio.

Yo quisiera, además, felicitar a la gente que hizo la corrección de color y la música. Cuando goce de este proyecto lo comprenderá.

Ahora vamos con la parte delicada: las actuaciones. Me da mucha pena pero no voy a destacar el trabajo de nadie.

¿Por qué? Primero, porque aquí sale todo México, así sea haciendo un papelito de sombra que pasa en el episodio tres.

Yo necesitaría medio periódico solamente para escribir tantos nombres.

Y segundo, porque todos están excelentes. En serio. No doy crédito. Ahí es donde uno se da cuenta de que hay un director. Ahí es donde uno se pone de pie y ovaciona porque, además, “Las muertas” es tragicomedia.

No existe un género más difícil de dirigir, de actuar y de lograr que éste. Todo el mundo, todo el tiempo, tiene que estar cuidando desde la intención hasta el movimiento del dedo chiquito del pie izquierdo pasando por la entonación, la arruga, la mirada.

Me la pasé tomando notas en la presentación que hubo el lunes pasado en Cineteca Nacional y hubo una palabra que se repitió todo el tiempo: ballet.

“Las muertas” es un ballet gigante, una coreografía monumental. Todo entra y sale cuando debe de entrar y de salir, a su ritmo, formando algo, diciendo algo, hermoso.

Luche con todas sus fuerzas por ver ya, pero ya, “Las muertas” en Netflix. Le va a gustar. De veras que sí. ¡Felicidades!


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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
  • [email protected]
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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