Espectáculos

La televisión abiertapública en 2022

Operación Mamut, sí, pero no todo el contenido era 4T. ESPECIAL
Operación Mamut, sí, pero no todo el contenido era 4T. ESPECIAL


Qué pena por los enemigos de la Cuarta Transformación, pero esto lo inició, o mejor dicho: lo recuperó, Andrés Manuel López Obrador.

¿De qué le estoy hablando? De los medios públicos y muy específicamente de la televisión abierta pública nacional.

¿Qué le trato de decir cuando afirmo que esto se recuperó? A que desde los tiempos de la legendaria Imevisión que no se veía un movimiento de canales públicos tan fuerte, tan atractivo ni tan contundente.

Antes de profundizar, sí me gustaría recordarle qué es la televisión pública porque todavía hay gente que la confunde con la televisión abierta.

Palabras más, palabras menos, la televisión pública es la que no persigue fines comerciales, la que depende de las autoridades, en sus diferentes niveles, o de instancias educativas como las universidades.

Es absolutamente injusto comparar a la televisión pública con la privada porque, primero que nada, no compiten y, después, porque no están en igualdad de circunstancias.

Nada qué ver entre el presupuesto, la distribución y el posicionamiento de un canal público, por ejemplo, como Capital 21, y un canal privado como Las Estrellas.

Sí se necesita estar muy enfermo del alma para jugar a esto, ¡pero qué cree!

En el año que está por terminar pasó porque el gobierno tiene tantos opositores por el lado de los medios privados que más de un periódico, más de un programa de radio, ha tratado de manipular a las audiencias en contra de estas frecuencias.

Por un lado, las han pintado como si representaran una desgracia presupuestal para la nación donde el COVID, la corrupción y no sé cuántas otras tonterías demuestran que no merecen existir.

Y, por el otro, han luchado por crear la sensación de que sólo transmiten contenidos propagandísticos a favor de la Cuarta Transformación.

Para empezar, que el periódico, el programa de radio o la corporación que en los últimos 12 meses haya estado libre de COVID y corrupción, arroje la primera piedra.

Ahora resulta que en esta industria todos son unos santos, que no han tenido contagios ni escándalos que van del acoso sexual a cosas millones de veces peores.

Y para acabar, yo no sé qué televisión pública miraron de enero a la fecha porque si bien por ahí hubo dos o tres programas que, en efecto, eran muy a favor de AMLO (“Operación Mamut”), también hubo contenidos de oposición (“Debate 22”) y, lo más importante de todo, decenas de contenidos que no tuvieron que ver nada, absolutamente nada, con política.

¿Por qué nadie habló en 2022 de que los medios públicos mexicanos siguen siendo los únicos en generar contenidos para nuestras personas con discapacidad (“80 millones”), para nuestros adultos mayores (“aprender a envejecer”) y sobre nuestros animales de compañía (“a+a”)?

¿Por qué nadie se detuvo a cubrir tantísimos programas maravillosos nuevos (más lo que ya estaba antes) sobre nuestro país (“Diáspora”), nuestra gastronomía (“La sazón de mi mercado”), nuestras comunidades originarias (“Lenguas en resistencia”), nuestro arte (“una trayectoria, una colección”) y nuestra cultura (“Con la equis en la frente”)?

Nadie produjo más contenidos de estreno sobre más temas más diversos en 2022 que la televisión pública y esto incluye causas que van de los feminicidios (“Caníbal, indignación total”) a la comunidad LGBT (“Infancias Trans”) pasando por cuestiones muy delicadas de salud (“México respira”), juventud (“Tu futuro, nuestro futuro”), género (“Entre nosotras”), racismo (“Afrodescendencia en México”) y hasta religión (“Semana Santa en Iztapalapa 2022”).

Bueno, ya, el colmo, hace poco la televisión pública mexicana estrenó el primer canal de televisión abierto dedicado 100 por ciento a la transmisión de cine mexicano y contenidos afines. ¿y quién dijo algo? ¡Nadie!

Se llama Nuestro Cine, fluye por la frecuencia 22.2, se puede ver en todo el país por diferentes sistemas y plataformas, y es buenísimo.

No, pero espérese, ¿quiere más? En los últimos dos semestres nuestros medios públicos se metieron hasta con la producción de “realith shows”musicales (“Música de barrio”), los favoritos de la prensa “especializada”.

¿Y dónde estuvieron las coberturas? ¿Quién se peleó por llevar a los ganadores en sus portadas? ¿Quién hizo algo por entrevistarlos?

Ah, pero no fuera “Mañanera 360”, que habla del presidente, porque entonces sí habría una auténtica campaña de desprestigio que le hiciera pensar a la gente las cosas más ridículas del universo.

Para que entienda usted lo que pasó en 2022 con los medios públicos, algunas instituciones, como El Once y Radio IPN, se aventaron una cantidad y una calidad de producciones digitales como para volverse loco de felicidad, ¿y cuál es la percepción? La peor.

Urge que cambiemos esto para 2023. ¿O usted qué opina?

Álvaro Cueva

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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
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  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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