El problema de los contenidos LGBT hoy no es que no funcionen, que exista alguna clase de censura alrededor de ellos o que la industria se niegue a transmitirlos.
La bronca de los contenidos LGBT es que sólo son vistos por la comunidad LGBT.
Sí, qué divino que todas las personas de estas numerosísimas comunidades se entretengan, que puedan intercambiar comentarios y que se sientan tomadas en cuenta.
Pero, la verdad, mientras esto no sea para todos, no va a servir para algo importante.
¿Por qué le estoy escribiendo esto? Por Heartstopper, un fenómeno cultural maravilloso que comienza con unos libros sensacionales que usted debe conseguir ya, pero ya, y que remata con una magnífica serie inglesa que tienen semanas en el catálogo de Netflix.
Si no fuera porque es gay, sería la historia de amor más exitosa de todas las plataformas del mundo.
Pero como es LGBT, ahí se queda. Como un bonito producto de nicho.
¿Por qué los miembros de las comunidades LGBTTTIQA+ pueden divertirse y encontrar inspiración en las series con protagonistas heterosexuales y los heterosexuales no se pueden entretener, ya no se diga motivar, con una propuesta protagonizada por los miembros de las comunidades LGBTTTIQA+?
¿Acaso no se divertirían igual? ¿Qué les podría pasar? ¿En qué les podría afectar?
¿Ahora entiende cuando le digo que esto es un problema? En la historia del entretenimiento gay hemos pasado por diferentes etapas, pero todavía falta esto: la normalización de nuestros contenidos.
Heartstopper nació como un webcomic creado por una chica talentosísima, que hoy tiene 28 años, de Inglaterra.
La historia es preciosa, pero los dibujos, más. Estamos hablando de algo muy común que ocurre entre los adolescentes ahora que la diversidad sexual dejó de ser tabú:
Los romances entre chicos gays y personas heterosexuales. ¿Puede haber un amor más imposible que éste?
Por si todo lo que le estoy diciendo no fuera suficiente, aparecen elementos que vuelven esto una experiencia 100 por ciento irresistible como la ternura del primer amor, el candor de los primeros besos y más, mucho más.
Heartstopper tuvo tanto éxito que se fue inmediatamente al mundo de los libros y vendió millones de copias en cualquier cantidad de idiomas incluyendo el español.
Sí, son novelas gráficas muy buenas, entretenidas, románticas y con la misma calidad gráfica del webcomic. He tenido el enorme placer de leer los cuatro tomos y yo tendría que ser el peor periodista de México si no se las recomendara.
Se consiguen muy fácilmente y son de lo más accesibles tanto por su precio como por su estrategia de distribución.
Netflix, que es lo más sabio que existe para detectar estos fenómenos, convirtió Heartstopper en serie y no sabe usted qué cosa tan más dulce.
No le voy a vender trama para no arruinarle la experiencia, pero los genios que adaptaron esto fueron muy cuidadosos en respetar las técnicas visuales tanto del webcomic como de los libros y el resultado es magnífico, imperdible.
Qué lástima que sólo lo estén viendo miembros de las comunidades LGBT porque si esto lo vieran los heterosexuales, especialmente los padres de familia, le juro que muchas cosas cambiarían en términos humanos no sólo en México, en el mundo entero.
No importa su orientación sexual, luche con todas sus fuerzas por leer los libros y por ver la serie de Heartstopper en Netflix. Le van a gustar. De veras que sí.