Espectáculos

El final de 'Amor amargo'

Si “Amor amargo” fue un admirable esfuerzo por regresar a lo mejor de las telenovelas tradicionales de nuestro país, no me quiero ni imaginar lo que va a pasar en su gran final este próximo domingo 23 de febrero.

Por favor, por nada del mundo se vaya a perder esta experiencia ese día, a las 21:00, en Las Estrellas.

Se lo estoy avisando con tiempo para que lo programe, para que se vaya poniendo al día para, que vaya viendo esta producción de Pedro Ortiz de Pinedo que se transmite de lunes a viernes a las 18:30.

¿Por qué utilizo la palabra admirable cuando hablo de este melodrama seriado adaptado de un éxito portugués por Oscar Ortiz de Pinedo, Héctor Forero, Gaby Ruffo y muchos otros escritores más?

Primero, porque de un tiempo para acá, a la gente de nuestra industria le da pena utilizar la palabra telenovela. Es como si a Bimbo le diera pena llamar pan a su pan. Así de mal estamos.

Segundo, porque luchar por reivindicar esto cuando el algoritmo le está lavando el cerebro a las multitudes es como remar contracorriente. Esta gente se merece un monumento.

Y tercero, lo peor de todo, la manera como se hacen las telenovelas en México hoy es complicadísima, desesperante. No hay manera de garantizar lo que se garantizaba antes.

Para no hacerle el cuento largo, toda la gente que participó en esto se merece una ovación de pie porque a pesar de los pesares, dio resultados. A “Amor amargo” siempre le fue bien.

Ni se rompa la cabeza. Ésta es la historia de amor imposible de una mujer y de un hombre que pertenecen a familias que se odian y hay una villana muy, muy mala, que es como la bruja del cuento.

Daniela Romo hizo una actuación memorable. Televisa se debe sentir muy orgullosa de ella.

Andrés Palacios no pudo haber sido un galán más dulce, más entregado, más convincente.

Ana Belena ya puede presumir de haber protagonizado en Las Estrellas. Se lo merecía. ¡Bravo!

Arturo Peniche comprobó su grandeza como una figura fundamental en la historia de las telenovelas mexicanas.

Martha Julia se divirtió hasta que se cansó. ¡Qué personaje tan más atractivo construyó aquí!

Lorena Meritano es el retorno que nuestra industria necesitaba. La señora está mejor que nunca.

Alejandro Ávila trazó el arco dramático más perfecto para un personaje de telenovela en años.

Beatriz Moreno es una gloria de las pantallas (y de los escenarios) mexicanos. ¡La amé tanto!

Adalberto Parra es un maestro porque no cualquiera hace melodrama creíble y él, hizo eso y más.

Mire: yo me podría pasar todo el día hablándole actriz por actriz, actor por actor. Esto fue muy bonito.

Si usted, como yo, pertenece a la generación que creció adorando las telenovelas de los años 70, 80 y 90, seguramente se volvió a sentir en casa.

Y si no, descubrió por qué los mexicanos llegamos a conquistar al mundo conectando con el pueblo a través de estas historias tan llenas de nuestros valores, tan llenas de nuestra cultura.

Yo sé que esto no se parece a lo que hacen en Corea. Tampoco a lo que producen en Turquía o en Brasil. Pero es un lenguaje que también merece respeto, un lenguaje que vale la pena defender tal y como lo hicieron estos guerreros de la televisión.

¡Felicidades a todas y a todos los involucrados! ¡A celebrar comiendo muchos chocolates! ¡Así se hace! ¿A poco no? ¡Nos vemos el domingo!


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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
  • [email protected]
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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