Espectáculos

El bicentenario y 'El juego del calamar'

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Una vez más, los medios públicos mexicanos son la nota al tirar la casa por la ventana con una cantidad y calidad de programas especiales sobre la conmemoración del bicentenario de la consumación de nuestra independencia, simple y sencillamente sensacional.

Sí, la unión de frecuencias con El Once, Canal Catorce y Capital 21 la noche del lunes pasado para la transmisión en vivo de la ceremonia monumental que se llevó a cabo en el Zócalo es un tema que debe ser reconocido.

Por favor póngase a pensar en la complejidad de cubrir algo así, de los mensajes que mandaron todos esos canales al unirse para esta clase de eventos en lugar de verse como competencia.

¿Pero qué me dice de lo demás? Sí, de la realización de contenidos extraordinarios, de la adquisición de grandes materiales.

Vamos de la programación de películas fundamentales en Canal 22 a la coproducción de investigaciones como Vicente Guerrero, el consumador pasando por conciertos, mesas de análisis y más, mucho más.

Todo esto comenzó desde la semana pasada y va a seguir por varios días más.

¿Cuál es la nota? Primero, que la prensa especializada no comente esto a pesar de que se trata de auténticas aportaciones.

Y segundo, que los medios públicos mexicanos sean capaces de generar todos estos contenidos en tiempos de austeridad.

¿Por qué no pasaban estas cosas antes, cuando había más dinero?

Luche por consultar los portales y las redes sociales de los medios públicos mexicanos para que se entere de lo que están pasando y para que sea parte de la celebración.

Estas cosas no ocurren todos los días. ¿O usted qué opina? ¡Felicidades!

Corea

Soy el crítico más feliz del mundo ante el éxito, en México, de El juego del calamar de Netflix.

¿Por qué? Porque esto confirma lo que le decía hace algunos días sobre la genialidad de los coreanos para ejercer su “poder suave”, para entretener a las multitudes y, al mismo tiempo, mandar las más valiosas reflexiones.

¿Qué es El juego del calamar? Una serie de fantasía que narra las aventuras de varios personajes que deben participar en una competencia macabra.

¿Cuál sería la diferencia entre esta emisión y otras series y películas que hemos visto más o menos en el mismo sentido?

Que sus responsables incluyeron dos elementos particularmente irresistibles para las audiencias de hoy: infancia y economía.

Ver El juego del calamar es volver a los juegos más inocentes de nuestra infancia como Doña Blanca y La víbora de la mar, pero para fines muy llenos de adrenalina.

Esto se traduce en certeza, en nostalgia, en revelación. Es un hallazgo.

¿Pero qué pasa con la economía? Se lo voy a explicar así: más allá de la pandemia, la economía de millones de personas estaba mal. Que si las deudas, que si el desempleo, que si los vicios, que si la ambición.

Todo esto está en El juego del calamar inyectándole identificación, imaginación, empatía. Imposible mirar eso y no preguntarse qué seríamos capaces con tal de liquidar todo lo que debemos.

El resultado es espléndido, delirante, adictivo y contribuye a la difusión de más vertientes de la cultura coreana porque evidentemente sus niños juegan a otras cosas que poco a poco muchos ya estamos conociendo y otros comenzarán a jugar. ¡Me encanta!


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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
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  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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