
¡Felicidades! Si usted está leyendo esto es que llegó con vida a la primera mitad de 2022. Sí, hoy termina el primer semestre del año y vale la pena reflexionar sobre lo que ha estado pasando aquí.
¿Qué tenemos? Una industria mediática verdaderamente enloquecida por dos años de pandemia, la crisis económica, las nuevas ventanas y los cambios en los hábitos de consumo.
Han sido seis meses de saturación porque mientras los medios, las redes y las plataformas se la han pasado luchando por recuperar el tiempo y el dinero perdidos, la gente ha estado desesperada por salir del encierro.
Imposible pensar en crear en un contexto así. Nadie en su sano juicio, a esas alturas del COVID-19, habría estado dispuesto a invertir su tiempo experimentando con nuevos contenidos.
¿Cuáles fueron las tendencias? Estirar las franquicias, mucha nostalgia y volver al pasado.
¿A qué me refiero con estirar las franquicias? A la avalancha de precuelas, secuelas y productos intermedios que hemos visto de enero a la fecha como “Obi-Wan Kenobi”, “Sexo, pudor y lágrimas 2” y “Vikings: Valhalla”.
¿De qué hablo cuando hablo de nostalgia? De la epidemia de títulos de época que no hemos parado de recibir como “Stranger Things”, “The Gilded Age” y “El último rey, el hijo del pueblo”.
¿Qué le trato de decir cuando hablo de volver al pasado? De la retransmisión de clásicos como “Corazón salvaje”, de las nuevas versiones de joyas como “Los ricos también lloran” y del regreso de formatos que en su momento fueron retirados por infames como los “talk shows” y los “reality shows”.
Y mientras eso ha pasado de un lado de las pantallas, del otro hemos tenido audiencias cada vez más saturadas, exigentes e insatisfechas que, ante esto, han reaccionado con odio y refugiándose ya sea en redes tipo Tik Tok o en lo de antes.
¿Como en qué? Como en los programas “viejitos” y los formatos imperecederos al estilo de la telenovela tradicional mexicana.
No es casualidad que melodramas nacionales como “La rosa de Guadalupe”, “Mi fortuna es amarte” y “La herencia” hayan triunfado estrepitosamente.
El tema de las telenovelas ha sido tan importante en lo que va del año que las grandes plataformas como HBO Max y Prime Video les han abierto espacios completos para su difusión y otras, como Star+, han generado series originales al respecto como “El galán”.
Para que entienda el tamaño de este fenómeno, TelevisaUnivisión reaccionó sacando al mercado VIX y Netflix, el servicio líder de “streaming” a nivel global, lanzó “Novelas con N de Netflix” con éxitos tan reveladores como “Rebelde” y lo último de “¿Quién mató a Sara?”
Pero también ha sido un momento de innovación. En este período, como nunca, México ha experimentado con géneros otrora impensables como las posesiones satánicas (“Los enviados”), los extraterrestres (“El refugio”) y la serie documental (“Caníbal, indignación total”).
2022 ha sido un año de mucha denuncia, de mucha “Señorita 89”, de mucho “El estafador de Tinder”, de mucho “Pam & Tommy” y de muchos desfiguros como los de los políticos de México y de otras partes del mundo y el de Will Smith en el Oscar.
Qué momento, ¿verdad? ¿Cómo cree usted que lleguemos a diciembre? ¡Feliz medio año 2022! ¡Lo mejor!
Álvaro Cueva