A menudo hablamos de cambiar la educación desde el aula, pero olvidamos que muchas de las decisiones que determinan lo que pasa ahí dentro se toman muy lejos de ella. La verdadera transformación educativa no inicia con una nueva planeación o una clase innovadora. Comienza en la sala de juntas, donde se define el rumbo de una institución.
He visto cómo equipos directivos repiten discursos sobre innovación mientras siguen operando bajo estructuras rígidas, con indicadores que privilegian la forma sobre el fondo. Se habla de humanismo, pero se gestiona desde el control. Se busca compromiso, pero no se construyen relaciones de confianza. Y en ese desfase se pierde la oportunidad de transformar de verdad.
El liderazgo institucional es mucho más que tomar decisiones técnicas o administrativas. Es la capacidad de influir con visión, de convocar a otros a un propósito común y de sostener una cultura organizacional coherente con los valores que se predican. Cuando en la sala de juntas se escucha a los docentes, se valora el trabajo silencioso y se prioriza el bienestar del equipo, la transformación comienza a tomar forma.
No se trata de romantizar la gestión, sino de entender que ahí se juega gran parte del destino educativo de una comunidad. Un liderazgo comprometido, con inteligencia emocional y sentido ético, puede abrir puertas a una educación más significativa, más humana, más conectada con los tiempos que vivimos.
Transformar no es solo cambiar lo que se enseña, sino cómo se decide, cómo se lidera y cómo se vive cada proceso institucional. Si queremos ver cambios reales en nuestras escuelas y universidades, debemos mirar con lupa lo que pasa en esas salas donde se define todo. Porque ahí, justo ahí, empieza, se bloquea, a cualquier revolución educativa.
Cada junta, cada reunión de trabajo, es una oportunidad para liderar con sentido. Si queremos instituciones vivas, con propósito y capaces de inspirar, necesitamos líderes que comprendan que educar no es solo una función académica, sino una responsabilidad profundamente humana.
